Un autobús, primer paso para empezar de cero: más refugiados ucranianos llegarán esta madrugada a Córdoba
El empresario Arístides Bermejo coordina la segunda expedición intentando "arrancarles una sonrisa desde el primer momento, aunque es muy complicado"
Córdoba
"Estuvimos allí la semana pasada y vimos que quedaban muchas madres con sus hijos en los andenes, durmiendo en centros comerciales". El empresario Arístides Bermejo emprendía este sábado, por segunda vez, el viaje de vuelta desde la frontera entre Ucrania y Polonia montado en el asiento del copiloto de un autobús que vuelve lleno de personas que, por la invasión militar de Rusia sobre su país, se ven obligadas a empezar de cero.
La anterior expedición trajo a Córdoba y Sevilla 110 personas, en este viaje, son 56 los refugiados del conflicto que han subido al autobús. En esta ocasión, explica Bermejo, "haremos paradas en Valencia y Barcelona, porque algunas familias ya tienen un contacto en España con quien desean quedarse, para finalmente llegar hasta Andalucía".
Así, espera que el trayecto de vuelta, de unas 54 horas de duración por carretera, concluya esta madrugada en la capital cordobesa. En el camino, hay momentos de alegría, porque las personas como Igor, de tres años, se sienten a salvo. "Es el cuarto de cinco hermanos, a los que hemos conseguido sacar junto a sus padres; y debido al frío lo encontramos tiritando y descompuesto", relata el empresario, "así que se lanzó a mis brazos y, desde entonces, no sé ha soltado", bromea asegurando que "tiene al autobús revolucionado".
Por las noches, cuando suena un teléfono móvil con malas noticias desde Ucrania, puedes escuchar un llanto contenido por no alarmar a los más pequeños
— Arístides Bermejo
La sonrisa del pequeño ya le compensa el esfuerzo, dice el exgerente del parque joyero, que se ha embarcado en esta expedición por segunda vez gracias a los fondos aportados generosamente por los cordobeses. No obstante, incide, "la situación psicológica de la gente que llevamos a bordo es muy frágil". Así, pone como ejemplo el sonido de un teléfono móvil en mitad del silencio de la noche, "que generalmente trae malas noticias desde Ucrania". Entonces, "puedes escuchar un llanto contenido que resulta desgarrador", lamenta Bermejo.
Conscientes de dejar una vida atrás, el viaje es aprovechado para explicarles cómo empezar una nueva. "Anastasiia, nuestra intérprete y yo les insistimos en que nada más llegar tienen que contactar con la Policía Nacional y acudir a una comisaría a darse de alta en el sistema de protección", que les permitirá acceder a los servicios públicos y a un permiso de trabajo. Dice Arístides Bermejo que "todos están concienciados de ello, al igual que las familias acogedoras".
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Para esta segunda operación recogida, han calcado el modelo de la semana anterior: cargar el bus con ayuda humanitaria, contratar a tres conductores para no hacer paradas en el viaje de ida, contar con la ayuda de estudiantes de intercambio Erasmus en Cracovia (Polonia), recoger a los refugiados y emprender la vuelta a España. Más de 6.000 kilómetros de asfalto, dice Bermejo, "porque creo que es lo que tengo que hacer y ahora tengo el tiempo para hacerlo". Sin embargo, relata, "está siendo una experiencia dura, porque ahora ellos viven en la incertidumbre y aunque intentas arrancarles una sonrisa desde el primer minuto, es complicado".
Álvaro Guerrero Jiménez
Redactor y editor en los servicios informativos de la Cadena SER en Córdoba. Previamente ha trabajado...