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Zelenski, la inesperada voz de la conciencia de occidente

Con su poderosa comunicación, el presidente ucraniano se ha revelado como el líder que, mientras combate a las tropas enviadas por Vladimir Putin, sacude con sus discursos el alma de los países democráticos

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Madrid

Un profesor de instituto lanza un encendido alegato contra la corrupción mientras habla con un compañero. Un alumno lo graba a escondidas y lo sube a YouTube. El vídeo se vuelve viral hasta el punto de llevar a ese profesor a la presidencia del país. Es el argumento de la serie que protagonizó Volodimir Zelenski entre 2015 y 2018. Se titulaba "Servidor del pueblo". Entonces nadie lo sabía, ni siquiera él, pero era el presagio de su llegada a la presidencia de Ucrania en 2019. Tres años después, Zelenski se ha convertido en la voz de la conciencia de las democracias occidentales por la invasión rusa.

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Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero. Desde ese día, la figura de Zelenski se ha agigantado de manera inesperada. Su gestión personal de la guerra, sus dotes de comunicación, su estilo directo, incluso su valentía ante la agresión rusa, le han convertido en una sorprendente referencia internacional. Pero esta metamorfosis se explica en parte por su peculiar trayectoria personal.

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Su biografía personal

Zelenski tiene 44 años. Los cumplió el pasado 25 de enero. Nació en 1978 en Krivoi Rog, en el este de la entonces república soviética de Ucrania. De hecho, su lengua nativa es el ruso, aunque obviamente habla perfecto ucraniano y se maneja bastante bien en inglés. Se casó en 2003 y tiene dos hijos, familia a la que ha reconocido que apenas ve desde el inicio de la invasión por razones de seguridad.

Es hijo de padres judíos, por eso resulta aún más difícil de explicar que Rusia le haya acusado de nazi, a él y al Gobierno que él preside. Se licenció en derecho en el año 2000. Sin embargo, su popularidad en Ucrania le llegó como cómico y actor de comedias románticas. Su carrera artística comenzó en 1997 en una competición de improvisación de comedia que se emitió en televisión. A partir de ahí fundó una compañía de producción que se convirtió en uno de los estudios más populares y prolíficos de Ucrania.

El salto a la fama

Pero todo se acelera hace siete años. Tras la protesta del Maidán de 2014 y la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2015, una mordaz serie de televisión convierte a Zelenski en un fenómeno de masas. Fue a raíz de su papel en "Servidor del pueblo", una serie de tres temporadas -de 2015 a 2018- en la que interpretó a un profesor que alcanza la presidencia del país gracias a una crítica feroz contra la corrupción que se vuelve viral en internet. Serie que, por cierto, estuvo en Netflix en España hasta el año pasado y que, sin saberlo, estaba siendo una premonición de la vida real del actor que encarnaba al personaje de ficción. De hecho, el título de la serie, "Servidor del pueblo", es el nombre con el Zelenski registró a su partido político en 2018. El 31 de diciembre de ese año, apenas a cuatro meses de la celebración de las elecciones, Zelenski anuncia su candidatura a la presidencia del país, respaldado por un controvertido oligarca ucraniano, Ihor Kolomoisky, a quien Estados Unidos investiga por fraude y lavado de dinero. Esa relación levantó no pocas suspicacias en Ucrania.

A partir de ahí comienza un ascenso político meteórico que le lleva a arrasar en las elecciones del 21 de abril de 2019, en las que derrota de manera contundente al entonces presidente Petro Poroshenko. Su campaña presidencial fue casi toda virtual. No participó en debates, no hizo mítines al uso, sino monólogos de comedia contra la corrupción que fue interpretando por toda Ucrania. De hecho, los medios informativos del país le acusaban de evitar a los periodistas para no tener que responder preguntas incómodas. El 31 de marzo se impuso en la primera vuelta y el 21 de abril, en la segunda y definitiva, arrasó a Poroshenko con casi el 73% de los votos. Prometió desarrollar la economía, atraer inversión extranjera, reformar el sistema judicial y devolver a los ucranianos la confianza en el Estado perdida por años de corrupción.

De hecho, ese fue uno de los grandes éxitos de la gestión de Zelenski como presidente antes de la guerra. Para Mira Milosevich, experta en Rusia e investigadora principal del Instituto Elcano, "lo más importante de la gestión de Zelenski ha sido combatir la corrupción y la economía sumergida y buscar una solución al conflicto del Donbás". Porque lo hizo "entre la presión de las instituciones internacionales para realizar todas las reformas necesarias a cambio de apoyo económico y la presión de la sociedad civil que exigía una mayor calidad democrática en Ucrania".

Mira Milosevich: "Lo más importante de la gestión de Zelenski ha sido combatir la corrupción y la economía sumergida y buscar una solución para el conflicto del Donbás"

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Sin embargo, en 2020, con la pandemia su popularidad cayó en picado. El apoyo bajó hasta apenas el 20% por la imposibilidad de occidente de suministrar vacunas a Ucrania y, en paralelo, por su rechazo a la oferta rusa de darles dosis de su propia vacuna, algo que Zelenski interpretaba como una operación de propaganda de Moscú.

La invasión

Los meses previos a la invasión, con una incansable actividad diplomática, su figura empezó a crecer de nuevo tanto dentro como fuera de Ucrania. La entrada de tanques rusos la madrugada del 24 de febrero terminó de cambiar su destino. Con la invasión, Zelenski comienza a desplegar un manual de comunicación política en tiempos de guerra nunca visto en la época de las redes sociales. A través de una pantalla, Zelenski ha tenido la capacidad de unir a todo su país tras él y a todo Occidente contra Putin.

El primer ejemplo llegó el primer día de la invasión cuando salió a desmentir el bulo que circulaba sobre él, que había salido huyendo del país.

Estados Unidos ha ofrecido a Zelenski asistencia para sacarle de Ucrania cuando quiera, algo a lo que hasta ahora se ha negado sistemáticamente. De hecho, se desplaza siempre con un equipo de comunicaciones encriptado facilitado por Estados Unidos y que utiliza para sus mensajes a la nación y sus comunicaciones exteriores.

Zelenski ha publicado constantes vídeos con mensajes de ánimo a su población y a sus tropas. Pero también con una cruda dosis de realismo cuando es necesario, como cuando la semana pasada les dijo a sus ciudadanos que hay que empezar a asumir que Ucrania no entrará nunca en la OTAN.

El agitador de la conciencia de occidente

En paralelo, el presidente ucraniano ha activado una intensa campaña diplomática con comparecencias por videoconferencia ante los principales parlamentos del planeta. En cada una de esas apariciones ha tenido la habilidad de tocar las teclas adecuadas. Empezó en el Parlamento Europeo al sexto día de guerra. Allí apeló a los socios comunitarios diciéndoles "somos como vosotros, no nos abandonéis".

Seis días después, el 8 de marzo, el escenario fue el parlamento británico. Zelenski apareció citando a Shakespeare. Dijo que para los ucranianos esta guerra "es una cuestión de ser o no ser". Incluso evocó el histórico discurso de Winston Churchill de junio de 1940, en la Segunda Guerra Mundial en el que el premier británico dijo aquello de "lucharemos en las playas, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas. Nunca nos rendiremos" .

Zelenski repitió esas mismas palabras a los parlamentarios británicos.

La semana pasada compareció ante el Congreso norteamericano. Allí les habló del 11-S, de Martin Luther King y de Pearl Harbour. Ante el Bundestag alemán, no dudó en abroncar a los germanos por haber antepuesto durante años los negocios con Putin a la amenaza de seguridad que suponía y, por supuesto, les habló del muro de Berlín. Les dijo que están de nuevo al otro lado del muro, el que separa la libertad y la tiranía. Este pasado domingo, ante la Knesset, ante el parlamento israelí, reivindicó su judaísmo para combatir la coartada rusa de la desnazificación de Ucrania para lanzar la invasión. Zelenski se ha paseado virtualmente con la misma efectividad por los parlamentos de Francia, Italia, Canadá o Japón. El Congreso de los Diputados también le ha invitado a intervenir pero todavía no hay respuesta.

¿Pero cuánto aporta Zelenski a sus discursos? En la SER hemos hablado con una persona que trabajó directamente con él hasta hace unos meses. Es Verónica Selega, dirigía el Departamento de Política Interna y Atención Humanitaria de la oficina del presidente. Desde Kiev nos decía que Zelenski pone su sello personal a los discursos, "eligiendo la frase principal y añadiendo sentido del humor, uno de los rasgos más distintivos de su personalidad".

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Según Selega, que participó en innumerables reuniones con el presidente ucraniano, en privado Zelenski es "muy atento con los demás" pero también muy resolutivo. "Quiere aprovechar al máximo el tiempo. Sostiene que los cinco años que dura una legislatura en Ucrania no es demasiado tiempo y que hay que acelerar".

Selega: "En privado, Zelenski es muy atento con los demás pero también muy resolutivo"

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Las claves de su liderazgo

Su eclosión como inesperado referente mundial, convertido casi en la conciencia de Occidente, provoca una inevitable pregunta. ¿Estamos ante un líder innato o ante un líder encumbrado por la fuerza moral de una agresión injusta? Para Ferrán Lalueza, profesor de la Universidad Oberta de Cataluña, hay una mezcla de ambas cosas: "La talla de héroe, de líder mundial se debe a las circunstancias extremas que está viviendo pero también a que su propia personalidad le ha permitido sobreponerse y dar lo mejor de sí en el momento más difícil".

También es lógico pensar que Zelenski, por sus dotes interpretativas, haya sido capaz de crear un personaje como presidente en guerra pero los analistas coinciden en que, aunque ese fuera el caso, la naturalidad y espontaneidad que demuestra es admirable. Para Luis Arroyo, director de Asesores de Comunicación Pública, nada se deja al azar en la imagen del presidente ucraniano: "Su instinto dramático, en el más amplio sentido de la palabra, le lleva a vestirse con camiseta militar, se reúne en mesas de campaña. No cabe duda de que es una imagen estudiada para representar la resistencia del pueblo ante el opresor".

Una fábrica en Skalice (República Checa) está comercializando fundas de cojín con la imagen del presidente de Ucrania.

Una fábrica en Skalice (República Checa) está comercializando fundas de cojín con la imagen del presidente de Ucrania. / MARTIN DIVISEK

Los analistas elogian su capacidad para jugar con las emociones sin caer en el dramatismo. Cómo es capaz de animar a sus ciudadanos y al tiempo, según Ferrán Lalueza, transmitir a otros pueblos lo que está en juego: "Referencias históricas como el 11-S, Pearl Harbour o el muro de Berlín permiten a públicos muy amplios, como el pueblo norteamericano o el europeo, entrar en situación respecto a algo que, aunque no estamos sufriéndolo en primera persona, es muy fácil conectar".

Luis Arroyo cree que los paralelismos que se han llegado a establecer entre Zelensky y Churchill "son desmedidos porque las circunstancias no tienen nada que ver, básicamente porque el resto del mundo no quiere entrar en la Tercera Guerra Mundial". Sin embargo, si hubiera que hacer una comparación con otros líderes, Arroyo cree que está más cerca de "Berlusconi, Reagan o Trump por su procedencia del ámbito del espectáculo, del mundo audiovisual". Ferrán Lalueza, en cambio, cree que la figura a la que más se asemeja es Barack Obama por "esa fuerza moral que transmite con su actitud, sus palabras y su determinación".

Los analistas coinciden en que la invasión ha encumbrado a Zelensky como líder de la lucha entre el bien y el mal. Putin, sin pretenderlo, le ha convertido en un héroe, pero aún puede cometer un error mayor, convertirlo en un mártir.

Miguel Á. Muñoz Encinas

Miguel Á. Muñoz Encinas

He trabajado en todos los programas informativos de la SER (Hoy por Hoy, Hora 25, Hora 14, boletines...

 
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