Inacción desesperante

Asturias

El Gobierno de Pedro Sánchez sigue paralizado, mientras todo se derrumba a nuestro alrededor. El consejo de ministro, cual orquesta del Titánic, sigue tocando la misma melodía al tiempo que el barco se hunde. La huelga del transporte y el malestar social se recrudecen, las facturas suben y el daño económico y social que sufre el país puede retrasar la ansiada recuperación años. Las empresas asturianas están en una situación crítica. No pueden más. Primero los altos costes energéticos y ahora la falta de suministros que paraliza el mercado. No producir es en estos momentos perder menos y ya saben eso avecina un aluvión de ERTE. En idéntica situación están los ganaderos y agricultores, abocados a convertirse en especies en extinción, y no les digo nada de nuestros pescadores, faenando en tierra. La luz, el gas y la gasolina se han convertido en auténticos objetos de lujo que estrangulan la economía de nuestros bolsillos y frenan nuestros sueños, porque los salarios no dan para más. Y mientras, el Gobierno da bandazos sin saber qué hacer, esperando que Europa mueva la primera pieza. Sánchez promete ayudas, pero sin concretar nada, y fía todo al consejo de ministros del día 29, en el que espera anunciar el maná. Y encima, como hay pocos líos, se mete en el laberinto del Sáhara y, de paso, abre una crisis con Argelia, primer suministrador de gas, que amenaza ahora con subir precios. Incomprensible. Pobres saharauis, que llevan siendo un pim pam pum desde hace casi cincuenta años. Desde luego, que no le rindo la ganancia a Adrián Barbón, reelegido secretario general de la Federación Socialista, que se enfrenta a una situación complicadísima y, encima, son los suyos los que le ponen los palos en las ruedas. El presidente regional promete otro escudo social ante la nueva crisis, pero rechaza bajar impuestos. Es decir, la cuadratura del círculo. Y mientras, ajo y agua.