Historia del convento de San Pablo
Manuel García Parody nos cuenta el origen y evolución de este convento fundado en el siglo XIII por la orden dominica, que luego ocuparon los claretianos y que fue uno de los más importantes de Córdoba
Historia del convento de San Pablo. Con Manuel García Parody, en Hoy por Hoy Córdoba
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Córdoba
Muchos consideran que el de San Pablo fue el primero de los muchos conventos que se instalaron en Córdoba tras la conquista castellana de la ciudad en el siglo XIII. Un detalle al que ha restado importancia el historiador Manuel García Parody, que sí ha destacado que su fundación es obra de los dominicos, "una de las órdenes más importantes de aquel momento, y que junto con los franciscanos eran órdenes mendicantes que hacían su apostolado en las ciudades".
Sorprende el tamaño que llegó a tener El Real Convento de San Pablo, cuyos límites, señala Parody "van desde la calle Capitulares hasta San Andrés, y desde la calle Pedro López hasta la propia calle San Pablo. Un espacio enorme que antes había ocupado el circo romano de Córdoba y un palacete almohade".
Del convento original del siglo XIII "queda realmente muy poco", recuerda Parody, que ha destacado las aportaciones que durante el siglo XVI realizaron al templo varios artistas muy importantes, "como Hernán Ruiz III, al que debemos la sala capitular (actual sala Orive), de enormes proporciones y que nunca se llegó a terminar". Por otro lado destaca la aportación del arquitecto del manierismo cordobés, Juan de Ochoa, "autor del claustro que hoy está incorporado a la actual delegación de Cultura de la Junta de Andalucía y uno de los ejemplos más bellos del Renacimiento final que tenemos en Córdoba".
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Tras un siglo XVII en el que apenas se hicieron obras, en el siglo XVIII se construye el compás que da acceso a la fachada de la iglesia de San Pablo "y que está absolutamente retocada porque una parte se cortó para construir unas viviendas". También a esta época corresponde el camarín de la Virgen del Rosario y que "para muchos es de lo mejor del Barroco de Córdoba", apunta el historiador.
A partir de ahí, con la llegada del siglo XIX, el Real Convento de San Pablo comienza un periodo de decadencia en el que llegó a ser almacén y cuadra de las tropas francesas que invadieron la ciudad y "antes de la desamortización, fue utilizado como cuartel de la milicia nacional, el cuerpo armado del liberalismo". A mediados de ese siglo comenzó el derribo del convento que fue entonces abandonado por los dominicos. "Así permaneció San Pablo hasta que cincuenta años después, a finales del siglo XIX el obispo entrega lo que quedaba del convento a una orden nueva que se había creado en España: los claretianos", ha explicado Parody. A partir de ahí, señala el historiador, "San Pablo vuelve a recuperar parte de su grandeza, gracias en gran medida a la labor del padre Pueyo, superior de la orden, que ejerció gran influencia en Córdoba y al que debemos algo muy singular de la iglesia de San Pablo: el carrillón, que estuvo en la exposición universal de París del año 1900"