De Mijares a Polonia con material humanitario

Ávila

Fue durante una cena con amigos, comentando la actualidad, cuando David Domínguez, vecino de Mijares, lanzó la idea de sumarse a la solidaridad que la invasión de Ucrania por tropas militares rusas ha despertado en nuestro país. Veía como había personas que decidían coger sus propios vehículos, conducir hasta la frontera de Polonia con Ucrania, entregar el material humanitario y regresar con refugiados. La idea de David fue recogida por los hermanos Mario y David Sánchez, también de Mijares. Empezaron a movilizar a su pueblo para recoger todo tipo de material humanitario que pudiera ser necesario a la población ucraniana y con la colaboración del ayuntamiento, diferentes asociaciones y vecinos de la localidad toledana de Illescas y consiguieron desde productos de farmacia a comida para bebes o ropa y pilas.

Todo lo repartieron en 128 paquetes y lo cargaron en una Mercedes Vito cedida por el madrileño José Luis Monrrós, amigo de David y que ya había realizado antes este mismo viaje con diverso material también hasta Polonia. Mario Sánchez y David Domínguez partieron de Mijares a las 5:30 de la madrugada del 17 de marzo y llegaron al lugar de entrega en la localidad polaca de Hurko el sábado 19. El tercero de los implicados en esta aventura, David Sánchez permaneció en Mijares realizando labores de apoyo. No pudieron trasladar todo el material recogido que ha quedado almacenado para entregarlo al ayuntamiento de Pedro Bernardo y otros organismos que puedan trasladarlo hasta Polonia.

Ampliar

Cerrar

Una vez vaciada la furgoneta se dirigieron a los centros de refugiados de Przemysl y Gmina Radymo. Gracias a la ayuda de colectivos como la Asociación Aragonesa de Ucrania, voluntarios y la colaboración de otros españoles en la zona localizaron en estos centros a un grupo de personas que querían viajar a nuestro país, concretamente a Benicassim donde contactaron con un familiar que los iba a acoger. Fueron 5 personas de entre 4 y 70 años, 3 menores y 2 adultos los que viajaron de vuelta con David y Mario. Un viaje con la barrera del idioma de por medio ya que, salvo una de las niñas que hablaba algo de inglés, el resto solo ucraniano. Reconoce David que hasta la primera parada en Alemania el viaje fue difícil: "esas primeras 14 horas fueron complicadas. La comunicación no era fluida. Estaban muy tristes. Su lenguaje no verbal mostraba el horror pasado. Fueron horas duras. Mario intentó romper el hielo con los niños. Con los adultos manteníamos cierta distancia para darles confianza. Tras dormir en Alemania la cosa cambió, se dieron cuenta que éramos personas normales, con nuestras familias y ya fue todo más fácil a pesar de no hablar el mismo idioma".

Las emociones y sentimientos se desbordaron el lunes cuando un tío de las niñas recogió a todo el grupo en Barcelona hasta donde se había desplazado desde Benicassim. Una despedida con intercambio de teléfonos para seguir manteniendo el contacto. Muy cansados pero satisfechos por la labor realizada, atendían a los micrófonos de Ser Ávila en la última de su regreso hasta Mijares.