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Las bombas de Putin también golpean a la Iglesia ortodoxa

Entre los argumentos usados por Putin para justificar la invasión de Ucrania está el de la defensa de los valores de la Iglesia Ortodoxa que depende del Patriarcado de Moscú. Su máximo representante, Kiril, no ha llegado a condenar la guerra. La respuesta que está habiendo dentro de su propia organización pone en una situación muy delicada al jefe de la iglesia ortodoxa rusa

Reportaje EP12 | La religión y la guerra

08:51

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Madrid

En 2019, sólo unos años después de la guerra del Donbass, la Iglesia ortodoxa de Ucrania consiguió el visto bueno del Patriarca de Constantinopla para dejar de depender de Moscú. El entonces primer ministro ucraniano, Poroshenko, habló de una cuestión de independencia y seguridad nacional que formaba parte de su estrategia política proeuropea: “Dios ha visto la lucha por la independencia del pueblo ucraniano, ha escuchado nuestros rezos y ha respondido a nuestras plegarias. Es su voluntad que se cumpla el sueño por el que hemos luchado toda nuestra vida: no depende más de la Iglesia Ortodoxa de Rusia”.

El Patriarca de Moscú, Kiril, no aceptó esa decisión, que tampoco convenció a parte de la población ortodoxa ucraniana, que se mantuvo fiel a la estructura de la iglesia en Rusia. La religión se convertía en ese momento en otro motivo de división en Ucrania. Putin lo iba a usar a su favor. Sólo tres días antes de invadir Ucrania, el presidente ruso aseguraba en un discurso televisado que Kiev seguía preparando la destrucción de la Iglesia Ortodoxa que aún depende del Patriarcado de Moscú. “Las autoridades ucranianas han convertido la tragedia del cisma en un instrumento de política y no responden a las peticiones del pueblo ucraniano para abolir las leyes que van contra los derechos de los creyentes que dependen del Patriarcado de Moscú”.

La Catedral de María Magdalena en Madrid, es un templo ortodoxo adscrito a ese patriarcado. Desde hace días en sus puertas un cartel llama a “rezar por Ucrania” y otro avisa de que están desbordados por la ayuda humanitaria recibida. “La Iglesia no puede ser étnica, tiene que ser abierta a todos. Nosotros no podemos permitir privilegios ni discriminaciones por nacionalidad o idioma; no nos gusta que nos llamen ‘iglesia rusa'', comenta el deán del templo, el padre Andréy Kórdochkin, nacido en Rusia, que lleva casi 20 años en España. Las cifras le dan la razón: más del 70% de los fieles son ucranianos, como dos de los sacerdotes que le ayudan. Un cuarto es moldavo.

El Padre Andrey Kórdochkin junto al icono de María Magdalena que da nombre a la Catedral ortodoxa de Madrid

El Padre Andrey Kórdochkin junto al icono de María Magdalena que da nombre a la Catedral ortodoxa de Madrid / Cadena SER

El Padre Andrey Kórdochkin junto al icono de María Magdalena que da nombre a la Catedral ortodoxa de Madrid

El Padre Andrey Kórdochkin junto al icono de María Magdalena que da nombre a la Catedral ortodoxa de Madrid / Cadena SER

Cuando empezó la guerra el pensó que quizá algunos ucranianos dejarían de asistir a las ceremonias, pero no ha sido así, e incluso está viendo caras nuevas en la liturgia del domingo. “Sin embargo, también veo que algunos ucranianos hay muchos ucranianos que están siendo presionados por sus familiares, sus amigos o sus vecinos para que no vengan a la iglesia rusa” se lamenta. Hay otras opciones y de hecho, a sólo una parada de metro de allí, otro templo ortodoxo celebra una misa en ucraniano todos los domingos.

La Iglesia Catedral de San Andrés y San Demetrio depende del Patriarcado de Constantinopla. Su Arzobispo para España es el Padre Besaron, nacido en Grecia y llegado a nuestro país hace poco más de un año. “Aunque te lleves bien con el Kremlin no te puedes quedar parado ante lo que está pasando en Ucrania”, reflexiona ante la posición de Kiril. “Ya hay más de 15 iglesias en Ucrania que dependen de él y han dejado de mencionar su nombre en las liturgias”, añade. Ese gesto de protesta no es algo aislado. 300 clérigos ortodoxos rusos han firmado una carta contra la guerra y las condenas llegan desde iglesias ortodoxas de todo el mundo. “No me gusta usar este término pero el patriarcado de Moscú ha perdido la partida. Esto ya es una revolución”, concluye el Padre Besaron.

La guerra de Ucrania puede tener un efecto no deseado en uno de los mejores aliados del Kremlin. “Hay una relación de subordinación de la iglesia ortodoxa rusa al Estado, que se aprovecha de ese respaldo”, reflexiona Oleg Lukín, colaborador de El Orden Mundial. Según este especialista en espacio postsoviético Kiril ha intentado mantener un perfil bajo en esta guerra, “consciente de que es en Ucrania donde están los creyentes más fieles y tenía mucho que perder”. Sin embargo, con su sermón del pasado domingo 13 de marzo, en el que se mostró comprensivo con la invasión como respuesta a la amenaza de los valores decadentes de Occidente, su posición ha quedado clara: “Ya en el conflicto de Donbass apoyó vivamente a la parte prorusa precisamente porque está subordinado al Kremlin, su papel como posible mediador es nulo”. En cambio, añade, donde sí podría suponer un factor importante sería de cara a un cambio de gobierno en Moscú: “Kiril es un buen aliado pero sobre todo por lo que puede evitar, el riesgo para el Kremlin sería que el Patriarcado de Moscú apoyara a una figura de oposición; por eso lo tiene bien agarrado”.

Aspecto Exterior de la Catedral de María Magdalena

Aspecto Exterior de la Catedral de María Magdalena / Cadena SER

Aspecto Exterior de la Catedral de María Magdalena

Aspecto Exterior de la Catedral de María Magdalena / Cadena SER

El Padre Kórdochkin no es ajeno a los cambios que pueden estar llegando dentro de la Iglesia ortodoxa de Moscú (“Estamos en el camino de escuchar nuestra propia voz y ser conscientes de que somos capaces de algo más que reproductores de la agenda del estado”) y advierte también de lo que puede estar pasando en Rusia y no estamos viendo (“Hay gente que está saliendo de Rusia porque no quieren vivir en un país que va a ser una dictadura; no vienen a Europa porque no tienen visado Schengen por el COVID, pero la mitad de Estambul ya habla ruso, y en Tbilisi (Georgia) no hay quien encuentre un piso de alquiler”). Por decir cosas como ésa, sabe que él también puede tener problemas: “No sé si ‘miedo’ es la palabra correcta pero para mí será imposible volver a Rusia mientras dure esto porque muchas cosas de las que digo aquí pueden ser contrarias a la nueva legislación”.

La única solución posible para terminar la guerra, reflexiona el Padre Kórdochkin, pasa por el diálogo, la misma herramienta que ha servido por lo menos estos días para poner de acuerdo a todas las iglesias ortodoxas de España. “No debemos permitir que el odio que suscita la propaganda se apodere del corazón de nuestros pueblos cristianos. Hacemos un llamado a aquellos de quienes depende detener de inmediato el derramamiento de sangre. Oremos al Dios de la paz para que conceda la paz a la tierra ucraniana”, se puede leer en la declaración conjunta que han publicado.

Rafa Panadero

Rafa Panadero

Ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la Cadena SER, a la que se incorporó en 2002 tras...

 
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