Lola Gracia: "Bailar"

Zaragoza

No recordaba la última vez que había bailado. Supongo que haya por el 2019 en alguna fiesta patronal de agosto llena de pasodobles y estrellas. Entonces, lo de ir tomar algo era lo normal y yo lo había olvidado. Ahora, ya casi nada damos por hecho.

Nos hemos acostumbrado a telediarios y portadas que hasta hace poco nos hubieran causado estupor: pandemia en el pulmón, guerra en el salón y Netflix para sobrevivir. Por la mañana, he recogido ropa y mantas para mandarlas a Ucrania. Por la noche, quedamos para cenar y tomar algo. Dolor y huir del dolor.

Salimos por Zaragoza y todo era tan normal que parecía irreal. Fuimos por bares y en uno de ellos empezamos a bailar. Bailábamos de forma casi atávica. Iba más allá de la música: bailábamos y reíamos a carcajadas, recreándonos en la comunicación de nuestra vieja amistad. Construyendo, o mejor dicho, reconstruyendo nuestra identidad, como en un ritual sanador.

Nos miramos y nos volvimos a reconocer. Pienso en esa anoche y me acuerdo del final de una película, cuando acabas la Segunda Guerra Mundial y el niño alemán le pregunta a su amiga judía: "¿Qué vamos a hacer ahora?". Y ella le responde: "Bailar". Que pronto acabe todo esto y todo salgamos a bailar.