Enemigo a las puertas

Juan Miguel Alonso

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León
Mientras las bombas siguen cayendo, y la lógica inhumana de la bala y la mentira se imponen, aquí , en la comunidad de éxito y excelencia, vivimos entusiasmados la llegada del señorito a las moquetas de la Yunta.
Y ahí está el vil Mañuequis, decúbito prono, aceptando todas o casi las concidiciones abascales porque, no nos engañemos , todo el discurso y las ideas se reducen a una: mantener el sillón , las prebendas , y, la máquina de engrasar voluntades con dinero público. Todo lo demás es argumentario, balbuceo y mentira para alimentar los padrenuestros de la tribu.
Dice el mancebo Gallardo, al que se le ha puesto cara de vicepresidente, que hay que estar muy vigilante con el adoctrinamiento en las escuelas, lo cual me llena de orgullo y satisfacción porque imagino que, por fin, van a sacar de nuestras aulas a los cientos de catequistas elegidos por el dedo episcopal y pagados con cargo al erario público.
Un servidor mientras tanto va a seguir explicando en sus clases que el odio al inmigrante, al de una raza distinta, al homosexual, a la mujer, es además de un delito, una aberración moral, según dice la ONU, la Declaración Universal de los Derechos Humanos y hasta la Santa Constitución del 78. Adoctrinamiento a saco mientras llegan las hordas a los despachos.
Porque el problema ya no está en que nos estamos tornando más o menos fachas, sino en que nos estemos volviendo imbéciles por encima de nuestras posibilidades.