La región de la ira
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León
El presidente Vladimir Putin despenalizó por ley, en el año 2017, la violencia de género y doméstica. La misma que cada año, provoca en ese país la muerte de 14.000 mujeres. Desde entonces, las agresiones machistas han dejado de considerarse delito, salvo si dejan marcas y el agresor reincide en el periodo de un año.
La postura del partido ultraderechista Vox en este tema, como en otros, no difiere mucho de las tesis del dirigente ruso al que hasta hace no mucho le hacían la ola todos los partidos parafascistas de Europa. Y decimos, todos, sin excepción española.
Con ellos acaba de pactar el nuevo PP que viene de la mano de Nuñez Feijoo, el tercer gallego, tras Francisco Franco y Mariano Rajoy, que, en su caso, por ahora sólo tiene la determinación de gobernar este país. Por mucho que ronde la escalera del subir o bajar, nadie se cree que el pacto del PP con Vox en Castilla y León no cuente con el visto bueno de quien ya gobierna en la sede popular desde hace días. Suya es la vuelta de este calcetín ideológico tan perturbador para el estómago de un partido democrático.
Para Alfonso Fernández Mañueco, habituado de cuna a los modos del franquismo de su propia casa y sin otro oficio que llevarse a la boca que la política, no le ha sido difícil capitular y mancharse, y mancharnos de paso, a los castellanos y a los leoneses con un gobierno cargado de vergüenzas.
La elección de Carlos Pollán para presidir las nuevas Cortes es un dato inequívoco del bajo nivel intelectual y curricular que se exigen ellos mismos para elegir a quien será la segunda autoridad autonómica. Este leonés, presidente de Vox en la provincia, tiene en su haber el provocar bajo su presidencia la ruina deportiva y económica del club de balonmano Ademar.
La primera ronda de este escenario político ya nos permite intuir los perfiles de quienes ocupen las consejerías repartidas en el salón de baile.