Esta es una guerra contra la Europa que amamos

Madrid

En estado de shock, como vosotros, y con el enemigo a las puertas, pues ésta es una guerra contra la Europa que amamos, y que podríamos amar todavía más. En estado de repulsión, porque la especie humana nunca deja de asquearme. En estado de vigilia triste, porque lo que ya ha ocurrido, y lo que viene, no nos va a permitir la indiferencia.

En este mejunje de reacciones me asaltan dos imágenes que reflejan a gente puesta en pie, ovacionando. Aplausos, los unos, tan vacíos, tan hipócritas, en la Junta Directiva del PP, que fueron a parar a la res, ya desollada, que retiraban de la arena. Las otras palmas, las que me importan ahora, corresponden a los miembros del Parlamento Europeo, en su homenaje al presidente de Ucrania y a sus conciudadanos. Creo que son sinceros y que empiezan a tener sentido. Lo tendrán más cuando ayudemos más efectivamente a los ucranianos a defender su país, y a reforzarnos el parapeto.

Defiendo la paz pero como no soy budista, ni siquiera cristiana, y sí soy realista práctica, muy vivida, tengo claro a quién ofrecerle, o no, la otra mejilla. Los aplausos de la Europa que más puedo amar esperemos que resuenen pronto, como bofetadas en, por llamarla algo, la cara de Putin.