No quiero ser Sísifo
El comentario de Carlos Prieto en 'La Ventana de Asturias' (1/3/2022)
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Asturias
A Sísifo se le impuso como castigo empujar siempre una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, para que antes de alcanzar la cima la piedra rodase hasta la base en donde debía reiniciar su castigo, así por toda la eternidad. Hoy recuerdo de esta atalaya al rey de Éfira porque en los últimos años me siento un poco Sísifo. Parece que no hay manera de llegar a la cumbre. Viajamos de crisis en crisis desde hace quince años, todo ello aderezado por una pandemia que ha dejado el mundo patas arriba y ahora llegan los tanques de Putin para acabar de arrasar cuanto aún quedaba en pie. Comunismo y libertad defiende el eterno líder de Rusia para masacrar a los ucranianos, a los que tendrá que exterminar para doblegar, pues no hay pueblo más duro que el de Kiev, que sobrevivió antes a los turcos, a Stalin y a Hitler. Es lo que tiene propagar ideas en tanques y acorazados, prietas las filas, que el opresor es el europeo o el estadounidense que votan, aunque no saben, cada cuatro años. Que la culpa es de la OTAN y el capitalismo camarada. En fin. Qué horror, y lo que nos espera, porque en este globalizado mundo todo se comparte y la tragedia y las consecuencias de la guerra llegarán hasta Poncebos y Santa Eulalia de Oscos. Europa tiene que despertar y convertirse de una vez no solo en el estado de las libertades y de las oportunidades, sino en Estado fuerte, que proteja a sus ciudadanos y emplee sus cuantiosos recursos en tener un Ejército moderno, que no tenga que depender de EE UU, industrias básicas en su territorio que produzcan desde microchips a vacunas, y recursos energéticos independientes, que no nos hagan depender de los chantajes de terceros si queremos calentarnos. El desarrollo de las energías renovables se antoja ahora más que nunca indispensable. Tal vez tanto castigo haya despertado al gigante adormecido de su cómodo letargo. Tal vez haya motivos de optimismo. Y Asturias puede convertirse en motor de ese cambio, con sus industrias en torno al hidrógeno verde, sus infraestructuras, recuerdo aquí que tenemos una regasificadora parada, y la capacidad de sus habitantes. Tal vez haya una oportunidad. Despierta Europa.