La ola que no cesa
La firma del neurólogo Tomás Segura
Tomás Segura
Firma de opinión | La ola que no cesa
03:03
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Muy cerca del fin de esta séptima ola de coronavirus conviene recordar a los oyentes que hay una ola de enfermedad que nunca nos abandona con independencia de las inclemencias de la pandemia. Se trata de la enfermedad cerebrovascular, uno de los principales problemas de Salud Pública en nuestra sociedad, la principal causa de mortalidad en la mujer y la segunda causa global de muerte en los seres humanos que habitamos el mundo occidental.
Los neurólogos que trabajamos en el Hospital Universitario de Albacete pronto descubrimos que algunos pacientes con coronavirus desarrollaban tipos especiales de ictus, pero lo que casi 2 años después del inicio de la pandemia podemos asegurar es que, con coronavirus o sin él, sigue habiendo un número elevadísimo de casos cada mes, y que parece que la incidencia ha aumentado en los últimos tiempos en nuestra área sanitaria. No tenemos una explicación clara a por qué ha ocurrido esto, pero sería razonable sospechar que los controles globales de salud en la población no se están haciendo con el mismo esfuerzo que antes, que no existe el mismo rigor vigilando la hipertensión arterial, la glucemia, el colesterol, y que la propia población ha perdido rutinas saludables como la practica semanal de ejercicio físico o simplemente la sana conversación con familiares y amigos. Seguro que es más difícil comprobar ahora la adherencia de nuestros mayores a sus tratamientos, porque los abuelos interaccionan menos con sus hijos y nietos, y de alguna manera seguro que esto facilita olvidos y errores.
Vivimos por fortuna en un área sanitaria que tiene muy organizada la atención emergente al ictus, y por fortuna somos capaces de reparar con un éxito antaño ni siquiera sospechado los casos de trombosis cerebral más grave; pero pese a todo nuestra estadística sigue diciendo que, aunque casi todos los
pacientes saldrán por su pie del hospital, también más de una mitad de ellos lo harán con algún tipo de menoscabo neurológico que previamente no padecían.
Bajo mi punto de vista, se hace preciso normalizar cuanto antes de nuevo las consultas en Atención Primaria, y facilitarlas sobre todo a nuestros mayores, porque me temo que el sistema de citación y de atención ha cambiado y, como se está ya diciendo para las entidades bancarias, también acudir a un centro de salud hace necesario cada vez más tener conocimientos digitales o de las nuevas tecnologías de los que muchos ancianos que viven solos y ahora más despegados de sus familiares, carecen. Hay que idear nuevas formas de que el sistema sanitario llegue a estas personas más desfavorecidas, más desinformadas y más ancianas.
No seré yo quien reste importancia al problema de la pandemia COVID-19, pero es necesario también alzar la voz para decir que existen otras enfermedades y que una de las más terribles, que está ahí fuera, acechándonos a todos, el ictus, parece estar creciendo. Es nuestra obligación no solo tratarla de la mejor manera posible cuando aparezca, sino sobre todo intentar prevenir su desarrollo.
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Todo lo que debemos saber sobre el ictus
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