No valen trampantojos

Ángel Santiago Ramos

León
Hoy se inician las tareas de búsqueda de los restos de las decenas de fusilados y desaparecidos en la localidad de Villadangos del Páramo en el otoño de 1936, en plena contienda civil tras el golpe militar encabezado por Francisco Franco.
Las sociedades democráticas tienen el deber moral de restaurar los derechos y la dignidad robados en todo tiempo y lugar. El pasado no puede borrar los crímenes cometidos en nombre de ninguna bandera. Y la reivindicación a favor de la memoria histórica que restaure los honores perdidos injustamente debiera contar con el beneplácito de todo bien nacido.
En la Europa víctima del nazismo hace décadas que ningún partido democrático lo pone en duda. En España, y para nuestra vergüenza, hay demasiadas voces en partidos de la derecha y extrema derecha que se ponen de perfil o, simplemente se oponen, a reparar en lo posible los daños civiles y morales provocados por la barbarie del fascismo.
Con la debilidad de estos principios en el cuerpo político del presidente Mañueco, ahora que nos gobernará de la mano del chico de Burgos que tiene por patria la homofobia, la negación de la igualdad de derechos, el odio a los inmigrantes, a la prensa, a la libertad de pensamiento, a los maestros libres. Con estas compañías nos menguará la libertad y harán que la memoria le sea difícil salir de la madriguera en la que los vencedores de una guerra incruenta tratan aún hoy de esconderla.
Castilla y León no es Alemania y los populares no le pondrán diques a compartir poder con la extrema derecha. Sin ir más lejos, ayer en esta misma emisora, la profesora de Derecho de la Universidad de León y destacada militante del PP, Teresa Mata, lo veía con tan buenos ojos que uno termina pensando si no estará equivocada de militancia y sea VOX quien mejor representa sus ideales. No sería la única.