El saque de esquina que destrozó el guión
La firma de Ángel Revaliente
Cuando Benito Floro, tras sus éxitos en aquel Albacete al que se rebautizó con el nombre del queso mecánico, se sentó en el banquillo del Real Madrid hizo unas declaraciones, que sonaron a sorna, sobra la importancia del saque de banda. Y no era una búsqueda de un titular en la primera página de uno de los periódicos deportivos afines a la causa blanca, sino una realidad tangible que se puede observar en cada partido y que tuvo un significado especial en ese encuentro entre el Xerez CD y la AD Ceuta en busca del ascenso a la Segunda RFEF.
El guion previo atisbaba un final de felicidad xerecista con el triunfo o el empate, que también valía, y la celebración preparada al término del partido. Iba el choque 0-0 en busca de una prórroga donde el marcador aupaba a la nueva división al Xerez Club Deportivo. Era el minuto 89 y se produce un saque de banda en la zona derecha según atacaba el cuadro caballa. Fue Benji a por el balón, lo cogió entre sus manos, lo acarició y lo envió al fondo del área donde un compañero controló, se escoró y centró para que Misffut emergiese entre dos zagueros, al tiempo que el meta local, Salvi hoy en las filas del San Roque de Lepe, se quedaba clavado en la línea de meta, y conectase el esférico de cabeza para doblar las manos del cancerbero y anotar el gol que destrozaba el destino al que parecía dirigido el partido.
Enmudeció el entonces llamado Campo de La Juventud. Propició que la afición caballa se sintiese como si estuviese en el Alfonso Murube y aupó al cuadro ceutí, que partía en las eliminatorias de promoción como víctima propiciatoria, un escalón futbolístico y hundía los ánimos de miles de aficionados que soñaban con una noche de gloria y con un futuro inmediato ubicado en un peldaño más cercano a ese fútbol profesional donde tan importante fue durante muchos años el equipo que nació en 1947, un auténtico patrimonio de una ciudad que le debe devolver, más pronto que tarde, todo lo que le ha dado en su septuagenaria historia.
Escribo esto por aquello de la visita este sábado de los de Fajardo al filial del Ceuta. Un simple saque de banda alteró no solo el resultado esperado sino también la propia dinámica de gestión de las entidades. La AD dio el salto que llevaba años buscando sin conseguirlo y, a su vez, su filial entró en Tercera cuando se llevaban muchas campañas en las que ningún equipo de esa preciosa ciudad que nos encontramos al cruzar el Estrecho de Gibraltar pudiese hacerlo. Ahora el primer equipo blanco gallea en la Segunda RFEF y busca meterse en Primera y su filial mantiene el tipo para firmar su permanencia mientras que el azulino jerezano pelea por jugar nuevamente la promoción de ascenso en una temporada donde ha tenido que rehacerse sobre la marcha por aquello de sus sempiternos problemas económicos, aunque sigue ahí gracias a su gente, a sus leales que jamás lo han dejado al margen y que sueñan con tiempos mejores y hasta con ese gol, aunque sea desde Madrid, de su número 90, de ese Manuel Alejandro que, como todos los que le siguen, tampoco le ha abandonado y sigue hablando, cada vez que le dejan, de su Xerez Club Deportivo., el de toda la vida.