Gaviotas carroñeras
El comentario de Carlos Prieto en 'La Ventana de Asturias' (22/02/2022)
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Asturias
Todo el fin de semana pendiente de la invasión rusa de Ucrania. Era cuestión de horas. La guerra estaba a punto de estallar y los mensajes más apocalíticos se deslizaban a una velocidad de vértigo. Pero, no señor, la guerra no era en la congelada estepa sino más cerca, en Génova, y no en la capital de la liguria, más cerca aún, en pleno centro de Madrid. Y en vez de Putin y Zelenski los enemigos eran Casado y Ayuso. Y vaya si tenían armas de destrucción masiva. Qué espectáculo tan triste y tan peligroso para la democracia de este país, que necesita un partido de derechas moderado que pueda ser alternativa de poder. Pero bueno, nada nuevo bajo el sol, bajo esa gaviota que corona el símbolo del Partido Popular, cada vez más agresiva y carroñera, que devora cuanto se mueve a su alrededor. Aquí en Asturias fuimos testigos del acoso y derribo a Sergio Marqués, al que asesinaron cual César en las escaleras de la Junta General. O la entente con toda la oposición para impedir que Cascos pudiese gobernar en Asturias, cuando el centro derecha tenía una mayoría absoluta. Se lo tienen que mirar, y tal vez en vez de cambiar de edificio deberían cambiar de principios. Decía Winston Churchill que la oposición no estaba en el banquillo de enfrente, sino detrás. Una vez más, magistral. Porque los políticos están que se salen. O mucho cambian o nos llevan a la ruina. Y permítanme desahogarme con el niño del tirachinas que preside una de las plazas más simbólicas de Gijón, al lado de la Casa Blanca, que alguno debería conocer su historia. Resulta que como lleva 60 años es un elemento diferencial que hay que conservar. Lo raro es que no hayan sancionado al responsable municipal que permitió que se instalase dicho mamotreto que solo causa sorpresa a los turistas. Claro, el horizonte de nuestros políticos solo llega a su infancia. Lo anterior, no existe. El futuro, les asusta. Porque podíamos haber conservado las banderas del Muro, el letrero del Robledo, la habitación de Volver a Empezar, las pérgolas, la portería del fondo Norte en la que Quini nos hizo soñar, el Puentín, y hasta el barro y los astilleros derruidos del Muelle y Poniente, y tantas y tantas cosas... Señores, no confundan sus sentimientos, lo vieyo con lo bello. Y dedíquense a solucionar nuestros problemas que tenemos muchos.