El Partido Popular ha desmentido esta noche «tajantemente» una información que publica este domingo El Mundo en la que el diario refiere que «implicados en el espionaje a Isabel Díaz Ayuso señalan que el encargo inicial partió de la sala de guerra de Teodoro García Egea». «El PP desmiente tajantemente la información de El Mundo sobre el secretario general y su equipo. Una información publicada sin que el medio se haya puesto en contacto con el PP para contrastar su veracidad», explican en un mensaje del partido publicado en su cuenta oficial de Twitter. El mensaje añade que «el PP tomará las medidas judiciales oportunas ante estas falsedades». Según la información de El Mundo, «el número dos del PP y su jefe de gabinete pidieron a Ángel Carromero pruebas sobre la información fiscal de Tomás Díaz Ayuso». Añade el diario que «la secretaría general del PP coordinó desde el pasado verano al equipo de obtención de pruebas contra la presidenta madrileña en el Ayuntamiento de Madrid, tal y como han asegurado al periódico fuentes directas que participaron en el operativo de espionaje desde la institución municipal». «Según explican -continúa la información de El Mundo-, el secretario general del partido, Teodoro García Egea, y su jefe de gabinete, Pablo Cano, que conformaban lo que denominaban internamente como la sala de guerra, hicieron llegar el pasado mes de agosto al entonces coordinador de la Alcaldía de Madrid, Ángel Carromero, la información fiscal del hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Tomás Díaz Ayuso. El objetivo era que Carromero intentara conseguir por todos los medios pruebas documentales que la confirmaran». Más adelante el diario refiere: «En Génova tienen una historia muy seria, han pillado a Ayuso», comentó el excoordinador de Alcaldía a sus colaboradores, según el relato que han hecho a este periódico. «Les he dicho que voy a aportar lo que pueda y que voy a intentar conseguir las pruebas», les aleccionó. Los barones del PP siguen esperando la dimisión de Egea, pues la consideran irremediable y más después de que la presión de los barones hayan conseguido que el PP cerrara el expediente abierto a Ayuso este sábado tras dar por buenas sus explicaciones sobre el contrato de las mascarillas que benefició a su hermano en los momentos más duros de la pandemia. Mientras, en las filas populares, también entre los más afines a Casado, crece el convencimiento de que incluso con el cese de Egea, a Casado no le quedará más remedio que adelantar su Congreso Nacional previsto para julio. Su liderazgo se tambalea y existe la amenaza de un Congreso extraordinario que están reclamando en algunos territorios donde consideran que Casado debe marcharse. Cada vez son más voces del PP que piden un congreso extraordinario para buscar una salida a la guerra interna entre Casado y Ayuso. Uno de los más críticos es el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, que ha advertido públicamente a Casado que «si no soluciona esta hemorragia» puede haber un congreso extraordinario, porque «no se puede llegar al ordinario en julio con esta herida abierta». «Sería muy malo dejar este asunto abierto durante meses», dijo este viernes. Asimismo, la exportavoz del Grupo Popular en el Congreso Cayetana Álvarez de Toledo se ha mostrado más contundente. Primero pidió públicamente la dimisión de Casado y este domingo ha reclamado un congreso extraordinario para «elegir una nueva dirección del partido». «Hago un llamamiento a los miembros de la Junta Directiva Nacional del PP para que en un acto de responsabilidad en defensa de nuestro partido y de España convoquemos un Congreso extraordinario ya», ha declarado en una entrevista en el diario de Sevilla. Según la diputada del PP por Barcelona, se trata de que sean «los militantes los que tomen la palabra» porque la actual crisis interna pone «en riesgo la propia existencia del PP y su papel dentro del espacio político como alternativa» al Gobierno de Pedro Sánchez. Para adelantar el congreso y celebrar uno extraordinario, se una mayoría de los tercios de la Junta Directiva Nacional para forzar su convocatoria, según recogen los Estatutos del PP. Además, dado que se fija un mes de plazo como mínimo desde su convocatoria hasta su celebración, un cónclave urgente de este tipo no podría hacerse antes de la primavera.