De aquellos lodos…

Estos días he recordado a Demetrio Madrid López, veterano zamorano jubilado, que pocos conocerán a pesar de que también sería diputado y senador en Madrid. En las primeras elecciones autonómicas para la presidencia de la Junta de Castilla y León, 1983, el Partido Socialista fue la fuerza más votada y, por tanto, su candidato sería elegido para dirigir la autonomía con mas extensión y número de provincias en su primera legislatura.

Demetrio comenzó su militancia política en la clandestinidad. En 1974, con unos pocos amigos formó la Agrupación de Zamora y se convirtió en el primer secretario y también de la UGT. No pudo terminar su mandato porque dimitió en octubre de 1986 al ser imputado en una causa judicial, ajena a la política, por la que después fue absuelto. Fue el primer presidente autonómico que dimitió para enfrentarse a un proceso judicial. Fue acusado de un delito social tras la supuesta venta fraudulenta de la empresa textil Pekus, de su propiedad. Alejado de la política, declaró que “no todos los políticos hacen o hacemos lo mismo y que la mayor parte de la gente de la política, como en otras profesiones, es honrada".

La siguiente convocatoria autonómica concentró tres procesos electorales: municipales, autonómicos y europeos. Aquellos comicios de 1987 fueron ganados por la Alianza Popular de un joven José María Aznar que tuvo que abrirse camino en las filas de un partido que, bajo la batuta de Manuel Fraga, estaba viviendo momentos de refundación. La distancia en votos fue mínima, apenas 5.000 sufragios, y un empate a número de procuradores con el PSOE. El pacto con el CDS de Adolfo Suárez le dio la presidencia a un PP que ha seguido gobernado la región sin interrupción hasta hoy.

Eran tiempos de un bipartidismo casi total. Pero otras cosas no han cambiado en una autonomía que tuvo muchas dificultades al crearse, por las rivalidades que planteaba León y los omnipresentes intereses provinciales que, no pocas veces, impedían la existencia de un auténtico sentimiento identitario autonómico. La prueba es que ya en 1987 obtuvo un procurador una pequeña formación localista, de Burgos, Solución Independiente, que inauguró una tendencia que ha crecido con el paso del tiempo. Ahora se justifica por la existencia de una España vacía que aglutina un gran malestar contra el centralismo de estado y el autonómico y que se expresa contra las clásicas fórmulas políticas.

Desde entonces la región no ha dejado de perder población, 200.000 habitantes mientras España crecía más de ocho millones, y por eso se han perdido 3 procuradores -¡qué expresión tan peculiar!-. También aquí ha influido una ley electoral que ha penalizado sobre todo a la izquierda, porque los más de 54.000 votos de IU de 1987 no sirvieron para obtener un escaño.

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Se dice y con razón que es una región predominantemente conservadora. Eso se ha puesto de manifiesto en la reciente campaña electoral donde el peso de determinadas tradiciones y el apego a la agricultura, la ganadería o la caza se han resaltado. Es también la cuarta comunidad de España con menor presencia de mujeres en su parlamento autonómico. La gran novedad de esta última convocatoria es la intrascendencia que fuerzas emergentes como Ciudadanos o Podemos han cosechado frente al arrollador auge de VOX. Mucho se ha hablado de la repercusión nacional de estas elecciones, por cierto, convocadas con poco tino, pero a la vista de lo que preconizan ¿serán capaces de levantar un cordón sanitario que preserve los valores democráticos?