Y ahora qué
La Firma de Tomás Martín
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"Y ahora qué", la Firma de Tomás Martín
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Palencia
La Castilla silente habló ayer en las urnas, y ya saben ustedes que en democracia la voz de las urnas es soberana, aunque esa soberanía se vea sometida a una legislación electoral en la que prevalecen las circunscripciones provinciales, legislación que a mi modo de ver pone en entredicho uno de los principios fundamentales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que en su artículo 21vine a decir que la voluntad del pueblo se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual… Valga un ejemplo de lo que yo entiendo como falta de igualdad: Soria Ya, con 18.390 votos, ha logrado tres escaños, mientras Ciudadanos, al que han dado su apoyo 54.174 castellanos y leoneses, ha conseguido solamente uno. Este modelo, que principalmente deberían reconsiderar PP y PSOE, nos ha llevado en no pocas ocasiones a elecciones frustradas, sucesivos gobiernos en funciones e investiduras que no resultaron tales a causa de intereses partidistas alejados del bien general.
Por la noche, cuando el día ya agonizaba, aquí en nuestra ciudad, en la que gano el partido socialista, el lenguaje gestual de mucha gente se convirtió en protagonista. No fueron pocos los que, incrédulos al ver los resultados, tras frotarse los ojos se hicieron esta pregunta: Y ahora qué. ¿Se lo preguntará también nuestro alcalde?
Dirán ustedes, y con razón, que les trae al pairo mi opinión, que el y ahora qué les importa un bledo, que la vida sigue, que no se acaba el mundo porque la extrema derecha tenga en sus manos, salvo milagro, la llave de la gobernabilidad de esta tierra. Si fuéramos un territorio —y un país— con usos y costumbres enraizados en sólidos principios democráticos, el resultado de las Elecciones a Cortes de ayer hubiera sido otro. Pero, como reza el refrán, estos son los bueyes y con ellos hay que arar porque no hemos puesto, como han hecho otros países de nuestro entorno, un cordón sanitario para evitar que los populismos pasen a formar parte de nuestros usos y costumbres.
En la orilla de los perdedores… más agrio que dulce sabor en las filas socialistas y caras largas —yo diría que luctuosas— en dos partidos, Ciudadanos y la coalición Podemos-Izquierda Unida, que no hace tanto tiempo se erigieron en abanderados de la regeneración política y que hoy han visto reducida su presencia en las Cortes a un solo procurador.
En el Partido Popular volvieron a soplar aires de triunfo, pírrico, pero triunfo, al fin y al cabo, con apenas un 1,38% de votos por encima del PSOE y tres procuradores más. Las malas lenguas decían que, al pasar junto a la sede de los populares en la calle Mayor, se escuchaba un fragmento de la canción que Sabina interpretó el pasado sábado en la gala de los Goya: Volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió.