El gran enemigo de las primeras citas

Madrid

Hoy quiero celebrar el día de San Valentín hablando del gran enemigo de los libros, de los discos y de las primeras citas, que no es otro que nuestras propias expectativas.

El problema no es que tengamos expectativas todo el rato, eso creo que es inevitable, sino que luego le pidamos a la realidad que empate con ellas. Escribir un libro, componer un disco o quedar bien en una primera cita es mucho más importante que cualquier expectativa, pero sin embargo las comparamos como si estuvieran al mismo nivel y, claro, la expectativas firman hipotecas que la realidad casi nunca puede pagar.

El despacho de abogados Martínez-Echevarría dice que la salida de Albert Rivera se debe a que no ha cumplido las expectativas de su fichaje, y pienso que todos deberíamos empezar a hacernos cargo de lo que esperamos.

En este caso, si fichas a un político después de su mayor debacle electoral y luego no aparece por la oficina yo no tengo tan claro si debes denunciarlo o darle las gracias porque tal vez estaba haciendo lo mejor para tu negocio.

La decepción es la diferencia que hay entre lo que te esperabas y lo que te acabas encontrando, y creo que viene bien recordarnos que esa distancia algunas veces puede ser culpa de tus propias expectativas. Excepto si se trata de fichar a un político mediático. En ese caso siempre es culpa de tus propias expectativas. Porque si alguna vez un político hubiera sido el empleado del mes en alguna empresa privada nos lo hubieran dicho. Y nos lo hubieran dicho muchas veces.

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Pienso en la de libros, discos y primeras citas que nos habremos cargado por tener expectativas dignas de un bufete de abogados y me da lástima. Sobre todo lo de las primeras citas.