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Sequía: pantanos y embalses de casi toda España sufren el 'invierno primaveral'

Enero ha sido el quinto mes más seco desde 1961. La reserva hidráulica de nuestro país se encuentra al 44,6 por ciento y preocupa especialmente la Cuenca del Guadalquivir. Agricultores y ganadores piden medidas urgentes para paliar los efectos de la sequía. La mayoría teme perderlo todo si no llueve en las próximas semanas

Embalse con escasas reservas

Madrid

El pasado mes de enero ha sido el quinto más seco desde 1961 y el segundo de lo que llevamos de siglo, después de 2005 -según datos de la AEMET-. Se ha acumulado la cuarta parte del promedio normal de lluvia, es decir que hay sequía hidrológica y los embalses se están vaciando. Hace un año estaban casi al 58 por ciento de su capacidad y este 2022 al 44,6. Los tres primeros meses del año hidrológico (que va de octubre a enero -cuando los embalses se recargan porque suele llover lo suficiente-) no están siendo como se esperaba. Solamente hay dos cuencas en la península que tengan su capacidad por encima de la media: la del Júcar (por encima del 54 por ciento) y las del País Vasco (por encima del 95 por ciento). En octubre de 2021 hubo un 25 por ciento menos de lluvias de lo normal, en noviembre un 29 y en diciembre un 25 menos. El año en el que la reserva hidráulica ha estado más baja que nunca fue en 1992, a casi el 38 por ciento.

Preocupa especialmente la cuenca de Guadalete y Barbate, que se encuentra 34 puntos por debajo de la media; la del Tajo o la del Duero que también están por debajo de la mitad de su capacidad total y la cuenca del Guadalquivir, que pedirá al Gobierno que apruebe el llamado Decreto de Sequía. Para que de manera rápida se activen los mecanismos que ayuden a paliar los efectos de la sequía, por ejemplo, exenciones fiscales en el pago de tarifas para los usuarios. Los embalses aquí están al 26 por ciento. La situación es crítica porque llevan varias campañas reduciendo la cantidad de agua destinada al riego de cultivos. Si no llueve, a finales de abril harán otro recorte y algunos productos no se llegarán a sembrar. “De las 37.000 hectáreas que tiene la Cuenca del Guadalquivir, el 50 por ciento no se ha cultivado. Y zonas regables que utiliza cultivo de alto consumo como el maíz o el algodón, han reducido la superficie a regar o cambiar de cultivos a otros de menor consumo o directamente no regar”, asegura Joaquín Páez, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Páez explica que hay que garantizar el abastecimiento del agua para la población, que sea de calidad y asegura que también es importante precintar de forma inmediata las captaciones ilegales.

El sector primario, el más afectado

Jose Manuel cultiva cereales de invierno y tiene olivares. Habla de ruina del campo: "Llevamos dos años en los que no cae una gota, en el mes de enero no ha llovido, en febrero vamos por el mismo camino y marzo ya veremos. Esperamos las previsiones, pero esto está fatal". Para la ganadería también está siendo un momento complicado. Las lluvias, pocas, que cayeron durante el otoño permitieron el nacimiento de pastos, pero ya se han agotado teniendo que suplirlos con pienso, lo que supone un sobrecoste. Lucía es ganadera en Córdoba: "Está afectando al agua de bebida y al crecimiento de los pastos eso hace que usemos piensos y es que no podemos bajar la alimentación del ganado porque bajaría la producción. Reclamamos ayudas". La Unión de Pequeño Agricultores pide cambiar el reparto del agua en los planes hidrológicos y ayudas directas al sector en este momento. Cristóbal Cano es el secretario general de UPA Andalucía: "Pedimos a las administraciones especial sensibilidad ante este problema. Nos tienen que compensar". José nos explica que depende del cultivo para sobrevivir. "Tenemos que regar, si este año no podemos hacerlo será un año muy difícil para la familia". El sector de la apicultura también se enfrenta a las consecuencias de la sequía. Lorenzo es apicultor. Asegura que no llueve en las próximas semanas, perderá la cosecha: "No tenemos agua en los montes, las fuentes están secas y tenemos que llevar las colmenas donde hay agua. El transporte nos cuesta dinero y no podemos pagarlo. El año está siendo criminal. Como no llueva en las próximas semanas, perderemos todo".

"Hay agricultores que directamente han dejado de regar"

—  Joaquín Páez, presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir

En periodos de sequía los cultivos de regadío contribuyen a que los embalses se vacíen rápidamente. Algunos expertos creen que no existe una buena gestión del agua en nuestro país. Fernando Prieto, doctor en Ecología y miembro del Observatorio de la Sostenibilidad asegura que son necesarias medidas urgentes como reducir la extensión de agricultura de regadío y señala a las centrales hidroeléctricas. Asegura que han empeorado la situación actual al aprovechar los precios elevados de la energía durante el verano. “Turbinaron mucha agua para aprovechar los precios elevados de la energía durante el verano y eso hace que ahora no tengamos agua para algunos cultivos”. Los fenómenos meteorológicos cada vez serán más extremos. Concentrarán la cantidad de agua en periodos determinados del año, lo que se traduce en aumento de temperaturas y menos agua circulando por los ríos y ecosistemas. Para Prieto lo más urgente es depurar el agua al 100 por 100 en todo el país -pone como ejemplo lo que contaminan las macrogranjas-, reducir las superficies de regadío y fomentar políticas de ahorro para asegurar que el agua nunca deje de llegar a las ciudades.

Se adelantan las alergias

La falta de lluvias, la sequía y el aumento de las temperaturas está provocando que las alergias se adelanten. Algunos tipos de plantas, como las arizónicas y los cipreses, sueltan el polen antes de tiempo por culpa de la primavera adelantada. "Las plantas se confunden de estación, se equivocan y liberan el polen antes de tiempo. Están viviendo una primavera adelantada. Esto hace que existan alergias en invierno", explica el alergólogo Tomás Chivato, que también asegura que las alergias se prolongan durante más tiempo, "si antes se daban en mayo o junio, ahora podemos empezar en noviembre". Los especialistas recomiendan conocer el tipo de polen al que se es alérgico y cumplir los tratamientos médicos para aliviar los síntomas.

 
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