'Un amor intranquilo', la película que retrata cómo es convivir con la bipolaridad
El director belga Joachim Lafosse tiene la habilidad de sumergir al espectador en una atmósfera de tensión e inquietud con este drama sobre la pareja, la enfermedad y la empatía que protagonizan Damien Bonnard y Leïla Bekhti

Fotograma de 'Un amor intranquilo' con Leïla Bekhti y Damien Bonnard / BTEAM Pictures

Madrid
En la primera secuencia de ‘Un amor intranquilo’, una familia disfruta felizmente de un día de playa. Ella está en la orilla mientras su marido y su hijo navegan cerca en una barca. En un momento, el padre decide volver a nado y el niño queda a cargo de regresar con la embarcación. Son solo unos minutos los que necesita Joachim Lafosse para crear una extraña sensación de inestabilidad e inquietud, para sumergir al espectador en una atmósfera de angustia. Ese es el punto de partida de este drama que se va desplegando sutilmente y con delicadeza para narrar cómo es convivir con una enfermedad mental.
El director belga, que ya retrató con realismo la separación de un matrimonio en Después de nosotros, aborda ahora la dolorosa descomposición de una familia a causa del trastorno bipolar que sufre el padre. Como es habitual en su cine, lo hace con precisión y crudeza, sin tremendismo y con la sensibilidad de ser una historia que le toca de cerca. “Todo parte de mi infancia. Es la película por la que más cariño tengo y la que he realizado con más calma y dedicación. Desde hace muchos años estoy reflexionando para hacer esta película sin saberlo. Cuando era niño, mi madre me dijo un día, tu padre y yo nos vamos a separar. Lo quiero, pero la enfermad está siendo muy dura. Yo no entendí nada en ese momento. Ya de adulto cuando me psicoanalicé, me di cuenta de que esa frase entrañaba muchas cosas y ahí fue cuando comprendí la decisión de mi madre. Ahora que soy padre he aprendido a no juzgar a ninguno, ni a mi padre ni a mi madre y me vi preparado para ahondar en la escritura de esta historia”, confesaba en una entrevista con la Cadena SER en el pasado Festival de San Sebastián.
Todo ese proceso personal le ha llevado a poner en imágenes una catarata de emociones, reacciones y decisiones con las que el público, como ocurría en El padre, se adentra por momentos en la mente del enfermo, en su energía desbocada, sus obsesiones y también en su letargo por la medicación. Lafosse lo muestra de forma realista, sin subrayados, gracias a las excepcionales interpretaciones de Damien Bonnard y Leïla Bekhti y a un guion magistral que cambia el punto de vista constantemente. Entendemos al enfermo y sus tribulaciones, pero también la ansiedad, el miedo y el peso de la cuidadora, la mujer. También la sorpresa del niño que no entiende bien qué está ocurriendo en casa.
No es una película sobre la bipolaridad, es sobre la convivencia y el amor. Hay que aprender a acoger esa intranquilidad, prestarle atención y aceptarla
— Joachim Lafosse
“Ella lucha para no ser una enfermera. Lucha por ser una mujer, una enamorada, una madre, una restauradora de muebles, pero no una enfermera. A él le ocurre lo mismo. Quiere ser un pintor, un hombre, un padre, no un enfermo. Para hablar de una historia de amor, no hablo de la luna de miel, del enamoramiento, sino que muestro las fallas y la fragilidad de ambos, todos los que hemos estado enamorados en algún momento nos hemos preguntado si podemos continuar con el otro a pesar de sus imperfecciones. Ese es el corazón de ‘Un amor tranquilo”, defiende el realizador.
La actriz francesa, en una de las mejores interpretaciones de su carrera, va acumulando de forma progresiva toda la tensión. Es un personaje que ama, cuida y trabaja mientras vive en permanente alerta para proteger a su hijo y salvar a su marido. “Para mí el mayor interés es lo humano, esta profesión te ayuda a interpretar otras vidas y entender. Es una mujer con mucho valor, fuerte, pero también con sus debilidades. Tenías que poder amarla, odiarla, adorarla, sentir compasión, no entenderla, en ningún momento podía ser una mujer perfecta. El espectador puede pensar que se equivoca, pero ella tiene que actuar así en las distintas situaciones. Y además, en ningún momento es antifeminista, sino todo lo contrario, debes tener la elección de hacer lo que quieras y esta mujer elige cuidar a su marido”, explicaba Leïla Bekhti a la Cadena SER.
Lafosse disecciona también cómo la enfermedad mental afecta a la paternidad. La propia relación con el hijo va mutando entre la incomprensión, la vergüenza, el entendimiento y siempre el amor que se tienen. Damien Bonnard ofrece un auténtico recital lleno de matices con cada gesto y movimiento según el estado emocional y mental del personaje. Es un padre divertido, un pintor obsesivo, un niño impulsivo e hiperactivo, un marido cariñoso… Pasa por todas esas etapas de forma orgánica gracias al uso de elipsis que muestran su evolución. “Creo que el amor puede aparecer de formas diferentes, no solo en una pareja. Hay otras muestras de amor en esta película. Cuando tenía veinte años, me enamoré, le conté la historia a mi pareja y me dijo que fuera al psicólogo. En la primera sesión no podía parar de llorar. Le dije que tenía mucho miedo de ser bipolar, porque mi abuela y mi padre lo eran y todo el mundo me había explicado que la bipolaridad era hereditaria. La intranquilidad que todos los de alrededor hemos vivido es tremenda. Lo que hemos aprendido es a acoger esa intranquilidad, a prestarle atención, a aceptarla. Al mismo tiempo, creo que no es una película sobre la bipolaridad, es sobre la convivencia y el amor”, añade el director.
En un momento en el que la salud mental ha entrado en la agenda mediática, ‘Un amor intranquilo’ plantea numerosas cuestiones desde la empatía para luchar contra prejuicios y para exponer con realismo todos los efectos de la enfermedad. Presentada en el pasado Festival de Cannes, la película fue una de las primeras que integró la pandemia dentro de la narración. Lafosse no solo incorpora el uso de mascarillas sino que traza un paralelismo con el conflicto del personaje. “Hicimos la película durante las vacaciones, entre el primer y el segundo confinamiento. Para preparar la película trabajé con muchos psiquiatras de un hospital de París y todos me decían que el confinamiento afectó a toda la población. Hay algo de los que me di cuenta y es que con la pandemia todos hemos sufrido, todos conocemos a alguien que lo ha pasado mal o incluso hemos perdido a un ser querido. Todos hemos sufrido las consecuencias de una u otra manera. Si analizamos ese periodo vemos que durante ese tiempo solo hablábamos de la enfermedad, solo hablábamos de la covid, éramos todos de alguna manera enfermos, porque no nos era posible pensar y vivir más allá de eso. Hay algo en común con lo que pide el personaje de la película, que no le consideren solo un enfermo, que es también un artista, un padre. Y ahí entra el debate de qué han considerado los políticos de Francia y Bélgica como esencial en el confinamiento. La cultura no lo era. Por eso creo que la película se hace eco de eso que hemos vivido, porque como el personaje todos tenemos ganas de ser algo más que un enfermo”, concluye.