Mayores de La Isleta solicitan la reapertura de las actividades de los centros de día
Lamentan que no poder acudir a los talleres y socializar con otros usuarios les agrava la soledad y el estado de ánimo, con un aumento de las depresiones y de la medicación
Mayores del centro de día de La Isleta en el Hoy por hoy Las Palmas
Las Palmas de Gran Canaria
Emilia García, de 84 años, Carmelina Carrasco, de 76, y Fernando Fernández, de 79, llevan meses sin poder acudir al Centro de día de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria, a realizar los talleres artísticos y deportivos que hasta antes de la pandemia les permitían socializar con otras personas y mantener activa la mente y el cuerpo. Si bien el cierre de este tipo de centros es optativo y diferentes municipios de la isla sí los mantienen operativos, las administraciones que han recurrido a la suspensión de la actividad justifican la decisión por la situación sanitaria de Gran Canaria, actualmente en nivel 4 de alerta por COVID-19, y para garantizar la protección de los mayores. Pero los usuarios, tal y como explicaron en el programa Hoy por hoy Las Palmas, demandan fórmulas que les permitan volver con seguridad, como sucede con los puestos de trabajo, los comercios o los centros escolares y universitarios. Ya que lamentan que esta situación les agrava la soledad y el estado de ánimo y está ocasionando un notable aumento de las depresiones, la prescripción de medicación y un claro retroceso de sus facultades psicomotrices.
"A nuestras edades, tanto la actividad física como mental son necesarias para evitar enfermedades, la tristeza o la depresión", expresó Emilia García, quien explicó que para los usuarios de estos centros "las clases nos activan la mente y la comunicación con otras compañeras nos anima y alivia nuestras preocupaciones, ya que llegamos a casa con otro ánimo". Asimismo, García lamentó que "ahora mismo nos sentimos como marionetas, no hay expectativas de que reabran las instalaciones hasta verano, cuando no sabemos si seguiremos vivos o estaremos ya en residencias" por lo que "queremos acciones, hechos, no palabras, y que las administraciones no se escuden en el COVID pues estamos todos vacunados y no queremos que nuestras vidas se apaguen frente al televisor". En este sentido, Emilia reivindicó que "nosotros hemos luchado mucho en esta vida, hemos criado a nuestros hijos con mucho sacrificio y no tuvimos casi ni escuelas, ahora estábamos aprendiendo mucho y merecemos un trato digno".
Por su parte, Carmelina Carrasco expresó que "necesitamos las conversaciones sobre qué vamos a hacer cada día, qué vamos a hacer de comer o intercambiando impresiones sobre cómo vestirnos o maquillarnos". Carrasco aseguró que "quitarnos esta rutina es cortarnos las alas, perdemos agilidad incluso para caminar y nos va a costar mucho volver a levantarnos" cuando se retome la normalidad y quizá para muchos de ellos sea demasiado tarde. Tampoco entiende que "si está todo abierto, los trabajos, los colegios o los comercios, por qué no abrir estos centros" aunque sea con restricciones y medidas de seguridad sanitaria pero, sobre todo, le indigna "que nadie nos ha explicado nada sino que lo cierran y punto y nos quitan a nosotros el derecho de tener actividades como las que teníamos".
"Tengo 79 años, siempre he sido muy activo y ahora me levanto por las mañanas que parezco un viejito de 90, lleno de dolores", subrayó con resignación Fernando Fernández, quien añadió que "el centro era un refugio para nosotros, nuestra segunda casa, yo era el hombre más feliz estando en la Biblioteca e interactuando con otras personas a las que recomendaba libros". Fernández relató que "el centro es maravilloso y muy completo" y echa muy en falta "las actividades de Taichí, la gimnasia, las clases de inglés, de cultura general, de informática o las clases de lectura y de la memoria".
También pasó por el programa Hoy por Hoy Las Palmas Inmaculada Olivares, una de las profesoras del Centro de día de La Isleta, quien explicó que "cuando retomamos las actividades temporalmente después del confinamiento ya detectamos un claro retroceso en muchos usuarios, tanto físico como mental; había personas que seguían con miedo o que no se animaban a volver a salir a la calle". En esta línea, la docente destacó que "es muy importante que muevan el cuerpo, que hagan las rotaciones, las respiraciones, que se comuniquen, que calmen la ansiedad y que se mantengan motivados".
