Cultivar una cultura de paz y no violencia
La firma de María José Aguilar Idáñez Catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha
Firma de opinión | Cultivar una cultura de paz y no violencia
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Desde 1964, cada 30 de enero, se conmemora el Día Escolar de la Paz y la No Violencia, que este año se celebra hoy lunes.
Se eligió esta fecha porque fue el día en que mataron a Mahatma Gandhi, que ha sido la principal figura de la resistencia pacífica y la lucha no violenta en el mundo.
Para Gandhi, la paz no era una postura acomodaticia para evitar conflictos. Para él, la paz era el único camino que debían recorrer los seres humanos, para seguir evitando tanto daño, tanto mal y tanta injusticia en el mundo.
Por esta razón en 1964 el profesor, poeta y pacifista mallorquín, Llorenç Vidal, decidió llevar a las aulas el pensamiento de Gandhi y desde entonces se celebra este día.
Actualmente los conflictos que se están suscitando en el mundo lejos de disminuir, están aumentando, aunque también es mucho mayor la cantidad de información que se consigue al respecto.
Los niños, niñas y jóvenes están expuestos constantemente a una realidad que cada vez es más violenta, a través de los medios y redes donde se suceden noticias, textos, datos, infografías, discusiones, etc.
Por si fuera poco, comportamientos como el bullying en las escuelas, el ciberacoso y el escarnio digital, están generando personas inseguras, con muy baja autoestima y en casos extremos, niños y niñas que recurren al suicidio por no tener las herramientas psicoafectivas adecuadas para afrontar esas situaciones.
El día de la paz lo que busca es sembrar valores en el alumnado, con el objetivo de crear hombres y mujeres que prefieran dialogar en lugar de debatir, hablar en lugar de golpear, conciliar en vez de gritar y unirse en vez de competir fieramente unos contra otros. Esto es lo que se conoce como cultura de paz.
Una cultura que escasea cada vez más en la esfera pública y -por extensión- en la esfera privada. Una cultura que, un día como hoy, debiéramos empezar a cultivar no solo en las escuelas, sino en todos los entornos de nuestra vida cotidiana.
Por que como se advierte en el preámbulo de la declaración fundacional de la UNESCO, del mismo modo que la violencia se genera en la mente y el corazón de los seres humanos, la paz sólo puede construirse desde la mente y el corazón de las personas. De todas y cada una de nosotras.