Lo que el Gobierno fía a los presupuestos, aunque no se aprueben
El debate sobre las cuentas públicas permitirá llevar el discurso a las políticas sociales y de gasto más allá del discurso identitario, que lastra en las encuestas a la mayoría de partidos
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Rueda de prensa del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro / EUROPA PRESS (EUROPA PRESS)
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Madrid
En caída en las encuestas y atrapado por el conflicto catalán, el Gobierno confía en que después de la Semana Santa pueda recuperar el pulso. Se agarra en eso a los presupuestos generales, aunque no se aprueben, porque con ellos tratará de situar en la agenda el debate sobre propuestas sociales y de gasto con las que quiere reconciliarse con los electores que ha perdido, en especial los pensionistas. Con esa idea, de hecho, prepara el PP la convención ideológica que celebrará en Sevilla a primeros de abril para renovar su proyecto ideológico.
Del ministro Cristóbal Montoro se ha dicho que su personaje favorito en la Biblia es Zaqueo, que era recaudador y muy rico y que luego donó la mitad de sus bienes. Antes de que empiece la gran campaña de recaudación de la renta, Montoro ha hecho saber que para estos presupuestos prevé repartir bajadas de impuestos. Y ha citado en concreto a los colectivos que más le dan la espalda al PP en las encuestas. A la vez que empieza la campaña de la renta, el Gobierno y el PP esperan para después de la Semana Santa que se encuentre salida a la situación catalana y que, así, logre los apoyos que le faltan para las cuentas públicas. Lo que puede implicar en las negociaciones al propio Mariano Rajoy, como hizo ya el curso pasado con gestiones que no se vieron con el presidente del PNV, Andoni Ortúzar.
La idea es que el discurso vaya más allá de lo identitario y el asunto catalán y, al negociar los presupuestos, pueda convencer a su electorado de que la recuperación de los grandes números llegaría a todos los bolsillos, que es su asignatura pendiente. El gran lastre para el PP. De esa manera tratará de instalar la idea de que impulsa nuevas políticas frente a la parálisis que el propio Gobierno ha propiciado e intentará que se hable menos de la financiación del partido, cuya comisión de investigación seguirá en el Congreso, o del máster de Cristina Cifuentes. Una de las citas en las que pretende visualizar esos nuevos aires es la convención nacional prevista en Sevilla entre el 6 y el 8 de abril.
En realidad, el hecho de que después de Semana Santa el foco apunte a los presupuestos –llegarán al Congreso el martes próximo– obligará a todos los partidos a presentar sus discursos más ideológicos. Quizá no logren cambiar el eje y el protagonismo será aún de Cataluña, pero al menos fomentarán debates de otro tipo. Es, de paso, una oportunidad para PSOE y Podemos, estancados en los sondeos mientras la conversación giraba en torno al procés y a los que siempre ha favorecido que el debate radicara en las políticas sociales.
Si la discusión parlamentaria fuera por ahí, PSOE y Podemos incidirán en lo que ya hacen: poner en el mismo saco ideológico a PP y Ciudadanos que son, a la vez, socios y rivales. Es entre ellos entre quienes se da ahora la pugna más destacada por los votantes. Porque aunque falte un año para las próximas elecciones -si antes no se anticipan otras-, todos los partidos diseñan ya sus estrategias en las europeas, autonómicas y municipales del año que viene, que estrenarán un nuevo e incierto ciclo electoral.