Incrementan en un 50% los testamentos vitales en La Rioja desde la aprobación de la Ley de eutanasia

El Sistema Riojano de Salud cuenta con un servicio para tramitar el documento de instrucciones previas o testamento vital y donde también se informa a la ciudadanía sobre la eutanasia. Desde su puesta en funcionamiento, en el año 2006, más de 4.500 personas en La Rioja han inscrito sus documentos. Desde junio de 2021 que se aprobó la Ley de la eutanasia se permite solicitar la ayuda médica para morir en el caso de que la persona afrontara en el futuro una enfermedad en fase terminal o una dolencia irreversible. En este primer año de la Ley, La Rioja ha tramitado dos solicitudes de eutanasia. Carmen Sáenz, jefa del Servicio de Ordenación y Seguridad, explica que «esta Ley lo que está diciendo es que si esa persona tiene elaborado un documento de instrucciones previas o testamento vital puede dejar por escrito su voluntad en ese momento, que está en plenitud de capacidades para cuando en el futuro no pueda manifestarse, pueda dejar escrito qué actuaciones quiere en salud y solicitar la eutanasia». Existen dos tipos de eutanasia. La primera es una declaración de voluntad de una persona mayor de edad, capaz y que libremente decide sobre los cuidados sanitarios y tratamientos médicos, que desea recibir en el futuro, en el caso de que se encuentre en una situación en la que no pueda manifestar libremente su voluntad. «En ese caso, como hemos dejado por escrito, en este documento, de lo que queremos en el futuro, el médico lo que hace es valorar si somos o no candidatos a este tipo de eutanasia por este procedimiento» Sáez recuerda que no hay que olvidar que «el médico está por la labor de curar y mejorar al paciente. Estos son derechos del paciente que nosotros como Administración tenemos obligación de valorarlos pero la función del médico está por curar y mejorar ». El otro tipo, se solicita por una enfermedad grave, crónica o imposibilitante, como puede ser un tema oncológico o un padecimiento incurable. «Una persona puede tener una amputación de un miembro inferior y vivir en una silla de ruedas porque a los 20 años tuvo un accidente de tráfico y va a morir cuando esa persona tenga por ejemplo 80 o 90 años. Pero hay otra persona que, con ese mismo padecimiento crónico, está en esa silla de ruedas y por lo que sea a mitad de su vida cambia su pensamiento y quiere la eutanasia. No es enfermedad grave si no que es un padecimiento crónico que una persona lo ve de una forma y otro lo ve de otra», explica Carmen Sáez. En este tipo de eutanasia se registra un documento por escrito, el médico mantiene una entrevista con el paciente para establecer las técnicas y procedimientos que existen y será una comisión de evaluación compuesta por 7 profesionales los que decidan sobre la eutanasia. «Ese médico responsable consulta todo el expediente de eutanasia o ayuda a morir con un médico consultor y ambos van a decidir si sí o si no a la eutanasia. Pero, aunque no estuvieran de acuerdo, ese expediente pasa a una comisión de evaluación compuesta por 7 profesionales (juristas médicos y enfermeras) y estos van a decir que sí o no a la eutanasia.», detalla la jefa de Servicio de Ordenación y Seguridad. «Si deciden que sí a la eutanasia, se busca un lugar cómodo y confortable, que puede ser bien el domicilio del paciente o la habitación de un hospital y el médico aplica un cóctel de medicamentos. Este es el primer tipo de eutanasia», aclara Carmen Sáez antes de explicar que el segundo tipo de eutanasia, también llamado suicidio asistido, es el paciente el que toma la medicación. A raíz de la aprobación de la Ley de la Eutanasia han incrementado en un 50 por ciento los testamentos vitales en La Rioja. Hay que tener en cuenta que el 2020 fue un año raro con la pandemia. En 2021 tuvimos 500 documentos y respecto a años anteriores podríamos decir que un 40 o 50% más. Así destaca que la edad media son 64 años y el 60% son mujeres. «Quizás anteriormente las mujeres han estado en contacto con familiares que han tenido enfermedades y han sufrido mucho como cuidadoras, más que los hombres». Eso sí, apunta Carmen Sáez que «cada día tendemos a ver a más a gente joven con 30 o 40 años».