Gala Placidia, princesa de un imperio en derrumbe

Madrid

Gala Placidia era hija del emperador Teodosio, el último en gobernar todo el Imperio Romano, puesto que, a su muerte, la vasta extensión de tierras conquistadas por Roma se dividió entre sus hijos Arcadio, emperador de Oriente y Honorio, emperador de Occidente. Y fue en el corazón del Imperio Occidental, en palacios de Roma y Milán, donde creció Gala hasta que, a los 20 años, los bárbaros llamaron a su puerta. Eran los visigodos, comandados por Alarico, que la hicieron prisionera. Y diez años más tarde, Gala se casaría con el sucesor de Alarico, Ataúlfo, en lo que parece que fue un matrimonio más guiado por el amor que por la política. De modo que fue princesa de los visigodos, pero también emperatriz de Roma. Una mujer entre dos dinastías, dos imperios, dos formas de vida y dos momentos históricos. Pero esta boda no sería el único momento desconcertante e inesperado de la vida de Gala Placidia. Le quedaban muchas normas por romper, y mucha amargura por vivir.

Para desentrañar los muchos momentos enigmáticos de la vida de Gala Placidia contamos con Rosa Sanz Serrano, catedrática del Departamento de Prehistoria, Historia y Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid y arqueóloga. Su más reciente publicación es, como editora, Eros Imperiat: poder y deseo en la antigüedad, volumen colectivo en el que ella firma un artículo sobre "Gala Placidia y Ataúlfo: Eros y poder en la unión de la hija del Austro y el rey del Aquilón".