Una posición indefendible

Madrid

La jueza que investiga el borrado de los ordenadores del ex dirigente del PP, Luis Bárcenas, cree que no hay razón fundada para dudar de su testimonio acerca de lo que guardaban los discos duros de esos portátiles, una información que, explica la jueza, fue destruida a conciencia mediante el sistema de borrado más drástico, el de “sobreescritura de 35 pasadas y rallado hasta su destrucción física”.

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El material destruido, mantiene la magistrada, podría ser relevante para la defensa de Bárcenas y para la investigación de lo que según el ex tesorero una caja B del propio partido. Así que propone que se sienten en el banquillo, el PP como organización, el asesor jurídico que ordeno ese borrador, el jefe de informática que lo ejecutó y la actual tesorera del PP que debió conocer esos hechos.

Es cierto que mientras que no exista una sentencia firme no es posible determinar responsabilidades penales. Pero resulta agotador tener que explicar una y otra vez que las responsabilidades políticas son distintas y previas. Que la acusación de haber mantenido una caja B, opaca al fisco, es una acusación gravísima para una organización política y que la única forma de hacer frente a la acusación de encubrimiento de posibles delitos mediante la destrucción de pruebas es con la dimisión inmediata de toda la cúpula dirigente de la organización política afectada.

El Partido Popular ha adoptado una posición completamente indefendible y pretender que todo el escándalo puede quedar acallado por el resultado de las elecciones es provocar un grave daño a la credibilidad de la democracia. Y eso es algo que suele terminar pagando un país entero. ¿Es posible que dentro del PP no haya suficiente valor para encarar la pura realidad?