Navarra registra ya más de 40 solicitudes de personas que quieren ver reconocida su condición de víctimas de abusos sexuales en la Iglesia

En Navarra existen ya más de 40 solicitudes de personas que han dicho que quieren ver reconocida su condición de víctimas de abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia Católica y eso es lo que se está trabajando por parte de la Comisión en la Comunidad Foral, apunta, en La SER, el consejero de Justicia, Eduardo Santos, que asegura que el informe publicado por la Conferencia Episcopal Española «supone un reconocimiento por parte de la iglesia de que efectivamente el problema existe y que hubo un proceso de macrovictimización durante mucho tiempo bajo la vigilancia o la negligencia de la Iglesia Católica en su tiempo». La Conferencia Episcopal Española que ha publicado por primera vez un informe sobre los abusos a menores y personas vulnerables por parte de sacerdotes, religiosos o personas vinculadas a la iglesia católica. El documento, que se titula Para dar luz, hace un resumen de las denuncias recibidas en las oficinas contra los abusos de las diócesis y las órdenes religiosas y recopila la normativa, protocolos de prevención y actuaciones de la iglesia en este tema, de hecho, esta parte constituye el grueso del informe. En febrero precisamente, comenzaba las entrevistas a las víctimas que hasta el momento habían acudido a la oficina de atención en Navarra. «Una vez que la Comisión haga todas estas comprobaciones lo que hace es emitir un informe, una valoración de la credibilidad del testimonio de la víctima en relación no con lo que dice la víctima, lógicamente a la víctima siempre se la cree, pero en sí en relación con los datos periféricos que existen, y propone el reconocimiento o no de esta persona como víctima». «Recopilan todo el testimonio de estas personas y luego pues se dedican de una u otra forma a tratar de corroborar de una forma externa pues ese testimonio, por ejemplo intentando certificar si la persona abusadora digamos estaba en ese momento en el centro escolar o en el centro religioso o en el centro educativo o en el centro recreativo que dice la víctima, o si por ejemplo efectivamente pues la víctima cursó estudios en aquel momento en en ese centro, ese tipo de cuestiones periféricas; y luego también lógicamente hay otro tipo de valoración del testimonio que tiene que ver más con lo psicológico y la credibilidad». «El reconocimiento es un reconocimiento público y en la práctica supone una reparación simbólica muy importante; otra cosa es que luego cualquier víctima pueda legítimamente utilizar ese reconocimiento en las instancias que le parezcan oportunas; pues por ejemplo porque quiere una compensación de otro tipo o simplemente porque quiere ver que todo el mundo entienda que fue víctima de ese proceso». La entrada en vigor de la ley foral de reconocimiento de víctimas, insiste, ha supuesto la ruptura de años de silencio y opresión. «Ya no estamos hablando de informes, de auditorías internas de la propia Iglesia, estamos hablando de que la administración pública dentro de un procedimiento reglado y dentro de un expediente esté valorando de una forma pública lo que están diciendo estas víctimas, en el sentido de reconocerlas públicamente como víctimas, es decir, que los hechos que estas personas están relatando existieron efectivamente y que deben ser reconocidos y deben ser amparados por la Administración Pública independientemente de que constituyan o no delitos penales perseguibles en el momento actual»