Un experto revela lo que todos pasamos por alto cuando lavamos las gafas
Cuidando bien nuestros anteojos podremos alargar su vida útil
En cuanto a la visión, hay muchos factores que pueden hacer que no la tengamos de manera óptima. Desde la exposición continuada a pantallas, hasta forzarla demasiado, mala praxis a la hora de la limpieza e incluso frotarlos demasiado fuerte. Cada vez es más difícil ver (nunca mejor dicho) a personas que no tengan alguna dificultad.
Más información
Problemas hay muchos, como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo, la ambliopía, el estrabismo, la discromatopsia... son tantos que es muy complicado no encontrarnos con alguno, de hecho, según los datos arrojados en el estudio publicado en 2023 llamado 'El estado de la salud visual infantil en España' llevado a cabo por la Fundación Ver para Aprender, desde una temprana edad ya se empiezan a generar.
Dichos datos apuntaban a que uno de cada cinco niños podría tener un problema visual no detectado, además, el 77,2% de los padres ni lo sospecha. Es por esto que, normalmente, tenemos que hacer uso de las gafas... pero no todo está solucionado con ellas, sino que hay que tener cierto cuidado con ellas para que no se nos agraven y, obviamente, no tener un gasto extra.
Precauciones con el lavado de gafas
Si no las preservamos de manera correcta se romperán antes de tiempo y no son un artículo demasiado barato. Una de las acciones donde más errores se cometen es a la hora de lavar las gafas, por lo que es importante tener en cuenta ciertas precauciones. Para ello, Louis Nielsen, minorista de estos productos, ha elaborado una guía sobre cómo limpiar tus gafas paso a paso de la forma correcta:
- Lavarse las manos. Parece algo obvio, pero algunas veces es un paso previo que se olvida y es un error grave. Las manos sucias transfieren esa suciedad a tus gafas y hace que la acción del lavado sea en vano. Así, recuerda enjuagártelas con jabón y secarlas con una toalla que no deje pelusas.
- Enjuagar bajo el grifo con agua tibia. Esto debe hacerse con el marco y el vidrio sin que se haga demasiado rápido, procurando que se humedezcan por completo. El agua tibia ayuda a desprender el polvo, mientras que la caliente dañará el tratamiento de la superficie del vidrio.
- Solo una gota de limpiador. No necesitas más para el cristal y las pastas, así que con esa cantidad solo debes frotar el líquido por todos lados y que quede suficientemente esparcido para una limpieza óptima.
- Secado con paño. Una vez aplicado el limpiador de gafas, se ha de secar bien utilizando un paño limpio, preferentemente de microfibra. Si no se tiene, al menos uno que no suelte pelusa. Una vez que se ha frotado bien, la manera más fácil de comprobar si han quedado perfectas es ponerlas al trasluz por si se ha pasado por alto alguna mancha.
Una vez realizados todos los pasos, si no se van a usar, lo mejor es guardarlas en un estuche o una bolsa para gafas, que lo recomendable es que siempre llevemos con nosotros. Los lentes debemos colocarlos con los cristales hacia arriba para evitar tanto la suciedad como cualquier arañazo que pudiera estropear el vidrio. Toda prevención es poca para cuidar la salud visual, así que tómate tu tiempo.