"No existe ningún motivo pedagógico que justifique el uso de dispositivos digitales en educación infantil": los expertos piden más restricciones en el uso de pantallas en menores

Madrid

Un informe elaborado por un comité de 50 expertos para el Ministerio de Juventud e Infancia propone más de 100 medidas para proteger a los menores de los riesgos asociados al uso de pantallas. Entre las principales recomendaciones, destacan evitar el acceso a internet en móviles de adolescentes, prohibir cualquier tipo de pantalla en niños menores de 3 años y restringir su uso en menores de 6 años a momentos puntuales y siempre supervisados por un adulto.

En La Ventana, el psicólogo Alberto Soler, especializado en familia y crianza, ha abordado todas estas inquietudes de los padres que sienten que el mal ya está hecho, pues sus hijos ya tienen acceso habitual a 'smartphones' y ordenadores. Soler insiste en que nunca es tarde para reeducar, pues lo importante es establecer límites claros y coherentes y predicar con el ejemplo. "Es una obligación social el reeducar a los menores. Sería negligente no tomar medidas a nivel político y social. La legislación debe proteger a los niños y adolescentes de estas redes", ha comenzado.

Sobre la recomendación de evitar las pantallas antes de los seis años, Soler ha aclarado que tiene efectivos muy perjudiciales desde el punto de vista emocional. "Uno de los principales motivos por los que usan el móvil es para calmar emociones. En un restaurante, en la sala de espera del pediatra... si un niño monta un pollo y se calla, eso funciona, pero no es recomendable. Tienen que aprender a regular sus propias emociones, y no sustituirlo por anestesia mediante pantallas. El crecimiento intelectual sufre retrasos con las pantallas", ha contado.

Otro punto clave del informe es la recomendación de instalar herramientas de control parental en dispositivos móviles. Según Soler, estas herramientas son fundamentales para prevenir riesgos, pero no sustituyen la supervisión activa de los padres. "Hay que ir con cuidado con el control parental. No lo midamos en horas sino en el coste de oportunidad. Ese chaval puede haber hecho deberes o no, haber hecho ejercicio o no, haber tenido relaciones con sus semejantes o no. Más que la cantidad, la clave es cuál es el tiempo", ha dicho el psicólogo sobre las recomendaciones para los padres a la hora de vigilar el uso de las pantallas que hacen sus hijos.

Así, el informe también llama la atención sobre el papel de los adultos como modelos de conducta, y Soler afirma que si usamos el móvil constantemente en su presencia, les transmitimos que es lo normal. "Nuestros hijos hacen lo que ven en nosotros. Somos modelos, aunque no queramos serlo. Que todos cumplamos con esas normas, como un toque de queda digital, va a dar un ejemplo de manera indirecta", ha afirmado Soler.

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Otro tema muy relevante a la hora de regular el uso de los dispositivos digitales es su presencia en las escuelas. Soler ha criticado que a día de hoy el Gobierno ha delegado en las familias las decisiones sobre la salud física y emocional de los niños. "Hay familias muy concienciadas y otras menos informadas que no aplican estas medidas. Necesitamos un colchón legislativo que les ayude. Esto lo tenemos asumido con el permiso de circulación, o con el alcohol o el tabaco. No hay debate social con esos temas. Vamos tarde con los móviles y las redes sociales", ha reivindicado el experto.

También ha incidido en los estudios científicos más recientes que alertan sobre los potenciales efectos devastadores del uso de los móviles en el aula. "No existe ningún motivo pedagógico que justifique el uso de dispositivos móviles en la educación infantil y primaria. Luego tenemos el uso por parte del profesorado. En muchas profesiones, por el tipo de puesto de trabajo, no dejan a los trabajadores usar móviles porque implica una distracción. Hay que plantear esto en las escuelas", ha dicho.

Todas estas medidas buscan no sólo proteger a los menores de los riesgos inmediatos, como la sobreexposición a redes o el contenido inapropiado, sino también preservar su desarrollo emocional y cognitivo en un entorno digital cada vez más presente y predominante. Además, los adultos tampoco están exentos de este aprendizaje, y Soler reivindica que todos tenemos que aplicar el conocimiento científico para aprender a regular nuestra relación con estas nuevas tecnologías.