Ruptura

Madrid

El ministro de Exteriores ha anunciado la retirada definitiva de nuestra embajadora en Buenos Aires, penúltimo escalón antes de la ruptura de relaciones diplomáticas. Y hoy nuestra palabra es esa, ruptura, que nos llegó intacta del latín, idioma en el que significaba lo mismo que hoy significa. Tiene ruptura una palabra hermana, rotura. Ambas nombran la acción y el efecto de romper, pero con la rotura nos referimos a la quiebra de un cuerpo sólido, mientras que la ruptura se especializó para nombrar la quiebra, la fractura de relaciones entre personas, o entre estados, como es el caso.

Lo curioso es que ambos términos derivan del verbo latino rumpere, que generó un puñado de palabras en castellano como los verbos irrumpir, interrumpir, prorrumpir y corromper, o el adjetivo abrupto. Términos con los que podemos escribir la crónica de esta crisis que nació del discurso abrupto con el que Javier Milei irrumpió en la cumbre ultraderechista de Madrid. Una alocución interrumpida para improvisar una frase en la que señaló como corrupta, sin citarla, a la esposa del presidente Sánchez. Y todo ante un ferviente público que prorrumpió en aplausos. Parece que todo estaba escrito para que la cosa caminara hacia la ruptura.