Samantha Hudson: "Me cuesta reivindicar que soy compositora bajo esta fachada de travesti estridente"

Madrid

Samantha Hudson es muy conocida por su activismo LGTBI pero, entre otras cosas, también es cantante. Acaba de publicar un EP con cuatro canciones que se titula AOVE: "Un producto nacional bastante bien considerado, como yo, que soy otro producto nacional bastante bien considerado", dice de sí misma con el desparpajo que le caracteriza.

Si algo sabe hacer bien, es encajar las críticas: "Hay 8 billones de personas en el mundo y no voy a dejar que una, dos o tres arruinen mi vibra. Estoy ya bastante hecha a toda esa verborrea repleta de odio que vomitan contra mí a diario. Me lo tomo a risa, sobre todo porque son comentarios que yo creo que ya no trascienden ninguna barrera que a mí me pueda afectar a título personal. Creo que me sentaría peor si me dijeran qué mal tienes el flequillo a que que me llamen pedófilo o monstruo, un hombre con peluca o que hagan alusión todo el rato a mi supuesto nombre que es Iván González, que es una cosa de la que yo nunca he renegado".

Le da la vuelta a las críticas y saca partido de ello: "Me viene muy bien de pronto que digan que tengo la boca como un manojo de llaves. Es que es divertidísimo. Con lo cual mi filosofía consiste en coger la basura que se me arroja y transformarla en mis tesoros particulares".

Las canciones de AOVE tienen un sonido techno muy noventero. Cualquiera de ellas podría haber sonado una noche cualquiera en la Ruta del Bakalao y firmarla un productor de electrónica reconocido, pero nada más lejos de la realidad: "Además de la letra, la gran mayoría de melodías son mías. Es algo que me cuesta reivindicar porque como tengo esa fachada tan de travesti estridente y estrafalaria la gente se piensa soy una bufona", lamenta. Pero sabe que la inteligencia es su mejor arma: "Hay que ser muy lista para hacerse tanto la tonta", resume.

Está encantada con el auge de las rave y reivindica el momento de trance que supone: "Tanta gente danzando a la par, tantos desconocidos llevando a cabo la misma actividad sin apenas interactuar entre ellos de otra forma que no sea más que agitar los brazos de manera espasmódica. Todos al compás de la electrónica. Es como algo muy, muy particular del ser humano. Yo no sé si hay otros animales que hagan una danza, o sea, están las de apareamiento y todo eso, pero así como de juntarse toda la manada a hacer esta movida. A mí me parece algo muy nuestro y sobre todo que tenemos muy normalizado, pero es muy loco y de repente como que vuelvo a mí, digo y toda esta gente haciendo lo mismo, bailando esta canción. Y esto es fuerte".

"Hoy en día se nos arrebata el derecho a equivocarnos"

Samantha Hudson también ha hecho bandera de la importancia que tiene la salud mental. En la SER debatía hace unos meses junto a Íñigo Errejón sobre todo el camino que aún queda por recorrer para que las enfermedades mentales se puedan tratar de forma adecuada. La cantante proponía que también desde el sistema educativo también se aprendiera a gestionar las emociones, al igual que te enseñan a dividir. Una vez más fue duramente criticada.

Participó en Masterchef sin mucho éxito en la cocina y aprovechó el espacio para reivindicar la mediocridad. "Estoy muy contenta de haberme concedido ese lujo, porque creo que hoy en día se nos arrebata el derecho a equivocarnos y al final el error y el fracaso son conceptos indispensables en el correcto desarrollo, tanto personal como profesional y artístico de cualquier persona. Y hoy en día parece que tienes que alcanzar la perfección y si no, la excelencia a la primera de cambio o estás totalmente descartada en esta especie de vorágine de hiperconsumo e hiperproducción sobre estimulada en la que nos vemos sumergidas".

"Se generan hombres de paja para justificar pensamientos retrógrados"

Samantha Hudson no va a parar este verano. Prepara una actuación muy especial para el 17 de junio en el Festival Sónar, el 1 de julio estará en el Vive Nigrán y el 15 de julio en el Festival Sónica. Entre tanto viaje, ya está pensando en que tendrá que pedir el voto por correo: "Es complicada la fecha, pero ahí vamos a estar en las urnas, intentando equilibrar un poco la balanza y siempre tirando para a para el lado que sea más óptimo".

Crítica siempre con las políticas de Vox y Ayuso, no está muy contenta con los resultados del 28-M: "Es un contexto bastante lúgubre, pero al final me consuela saber que si hemos sobrevivido estos años, pues vamos a sobrevivir a los que vengan, aunque quizás sean un poco más intensos. Me da la sensación de que todo lo que se han contenido en esta última temporada, ahora con estos nuevos resultados, pues van a llevar a cabo todo aquello que no habían efectuado hasta la fecha. Si las cucarachas han conseguido sobrevivir a una explosión nuclear, yo creo que nosotros podemos sobrevivir a eso", bromea.

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Es positiva. Sabe que hay una cara b y confía "en las políticas de la calle": "Siempre que empiezan a emerger de las profundidades pensamientos más subversivos y empieza los movimientos sociales empiezan a estar en alza. Hay una respuesta por el lado contrario y a veces la respuesta es más contundente y tiene más fuerza. Yo creo que gracias a la legitimación de los discursos de odio por parte de las instituciones, con todos esos escaños de Vox y con la posible alianza de PP y Vox, ha habido un resurgimiento de toda esa onda fascista que parecía estar tan enterrada. Y digo parecía porque en realidad no era así. Pero de repente se han armado de valor y yo creo que han reforzado mucho, sobre todo desde los medios de comunicación generalistas", critica.

Samantha Hudson cree que las políticas más intolerantes se basan en lo mismo: "El concepto de que el problema no es tuyo es de los demás y señalar todo el rato enemigos externos: que si las feminazis, el lobby gay, los inmigrantes ilegales... No sé, me da la sensación de que se generan hombres de paja para de alguna manera justificar que la gente siga teniendo un pensamiento totalmente retrógrado y contradictorio con respecto a los derechos humanos más fundamentales".