Rusia acusa a Ucrania de sabotear el mayor oleoducto de amoníaco del mundo

Rusia y Ucrania siguen acusándose mutuamente de la destrucción de la presa de Kajovka que ha anegado miles de hectáreas y ha obligado a evacuar a miles de personas en el sureste de Ucrania, y se abre un nuevo frente apenas un día después de ese suceso. El gobierno ruso acusa a saboteadores ucranianos de dañar el oleducto Togliatti-Odesa, que comunica puntos de Rusia y Ucrania, y que es el principal utilizado para el transporte de amoníaco en el mundo.

Rusia utilizaba este oleoducto para la exportación de amoníaco, componente fundamental para la elaboración de fertilizantes, antes del inicio de la ofensiva, aunque su uso quedó paralizado por el bloqueo en la parte final de la infraestructura, que ya recorre territorio ucraniano. El Kremlin no ha aportado pruebas, pero acusa a Ucrania de volar parte de la tubería y de provocar intoxicaciones a civiles que están siendo tratados en hospitales según un comunicado del ministerio de Defensa. Desde Kiev no ha habido aún respuesta oficial a estas acusaciones.

Importancia estratégica para Rusia

Moscú viene exigiendo que se vuelva a poner en marcha este oleoducto desde el inicio de la invasión. De hecho, ha sido una de las condiciones que ha puesto Rusia para facilitar la exportación de grano desde puertos ucranianos y a través del Mar Negro. Antes de la guerra, el amoníaco procedente de Rusia representaba el 20% del mercado mundial de este compuesto transportado por vía marítima.

Durante esas negociaciones, Naciones Unidas ha reconocido que el amoníaco procedente de Rusia es fundamental para mantener el equilibrio en la producción agrícola en todo el mundo, ya que es necesario para el trabajo en los campos de cultivo. Tanto es así, que en uno de los documentos de la negociación se especifica que el "propósito de esta iniciativa es facilitar la navegación segura para la exportación de grano y de las materias y fertilizantes para producirlo, como el amoníaco, desde los puertos ucranianos".