Jimena Amarillo: mucho más que "música para lesbianas"

Madrid

Jimena Amarillo irrumpió en la escena indie como promesa del bedroom pop, pero cuatro años y dos discos después, su estatus ha cambiado. De hecho, tras escuchar La pena no es cómoda (Mushroom Pillow, 2023), 12 canciones en las que pasa del "melodrama pop" a la electrónica, pasando por algo parecido al rap, el uso del autotune, el rock al estilo de los Pixies o una versión de Carlos Cano, ya hay que plantearse si se trata de una nueva (anti)diva de la música en España.

De lo que no cabe duda es de que, como le sucede a su admirada Arlo Parks, ya se ha convertido en un referente para la generación Z. "Me hace risa pensar eso", responde en la entrevista concedida a Fuego y Chinchetas. "Considero que soy una chica que no predica nada. No tengo un discurso como el que pueda tener Samantha Hudson, a la que respaldo muchísimo. Pero a mí no me sale y me da miedo que me consideren referente por si la cago".

Nada más lejos de la realidad. Los hechos indican que Jimena Amarillo está en racha y que acierta casi siempre. De hecho, la excepción, por lo que cuenta en letras como la Baldosas —"esa camiseta no es tuya y yo sé de quién es"— está en su vida sentimental.

"Las canciones me salen del culo"

"Me encanta ser rapera. Simplemente disfrazo ese rap de indie moñas y mi lema es que las canciones me salen del culo. Podéis usarlo como titular, que sé que os encantan", afirma vacilona. "Pero es que me pasan muchas cosas y son todas verdad. ¡No me invento nada!".

El segundo disco de la cantante valenciana es un auténtico alarde de versatilidad. Toda una exhibición que —echando mano del lenguaje machista que hemos heredado— podríamos comparar con el hecho de "sacarse la chorra" o con un "puñetazo encima de la mesa" porque Jimena Amarillo lo ha escrito, tocado y producido todo: "Era un disco para decir: ‘¡Pum! Esto es lo que puedo hacer!’ Y estoy muy contenta, a la vez que me costó mucha taquicardia".

Pero las expresiones ricas en testosterona se ajustan solo al fondo, no a la forma. Algunos titulares, de hecho, han definido su estilo como bollodrama: "Eso me da un poco de vergüenza ajena, pero ‘lesbiana’ no paro de decirlo. ¡Lesbiana, lesbiana, lesbiana! Sí. Ya he aceptado que se diga que hago música para lesbianas. Al principio me jodía. Pensaba: ‘¡Yo solo hago música! ¡Que me gusten las mujeres es secundario!’. Pero ahora entiendo lo que conlleva y lo que la gente me dice".

3 AMIGAS TUYAS, uno de los singles que publicó el año pasado, se convirtió en el número 7 de las mejores canciones españolas para Fuego y Chinchetas. Un tema en el que ya exploraba (con brillantez) el terreno de los sintetizadores y que, con canciones como De la cabeza a los pies, Quiero que me mires o Fino como un alfiler, ha vuelto a demostrar que se le da mejor que bien.

"¡Mi fantasía sería tocarle el violín!"

Pero más allá del melodrama marca de la casa y de los pasajes más bailables, La pena no es cómoda cuenta con dos momentos tan estupendos como inesperados: por un lado, el déjà vu de Porque tú lo sabrías ("todo el mundo me dice que suena a los Pixies, pero te juro que no la tenía como referencia").

Por el otro, la bellísima versión de María la portuguesa, que, en realidad —lo dice abiertamente— era una llamada de atención dirigida a alguien con nombre y apellidos: "Silvia Pérez Cruz es mi artista favorita. ¡Mi fantasía sería tocarle el violín! Y de momento no me ha llamado, pero me da igual, la sigo admirando".

Puede que su eclecticismo se deba a lo que sus padres le ponían en casa y lo que ella misma ha escuchado en los últimos años: Los Super Elegantes, La Casa Azul, Els Catarres, Aspencat... Lo que no disimula es su hastío con el machismo en la música: "Yo he llegado hace nada, pero si llevase 10 años, igual no seguiría tocando porque estaría hasta la figa. Pienso en Zahara y ¡wow!, lo que ha tenido que pasar. Los mismos grupos indies de hombres de siempre... ¡No, ya está bien!