2023, el año de BeReal mientras TikTok domina el mundo y a los usuarios de Facebook les da por desaparecer

Suena uno de los hits de moda en TikTok. Dos chicas de unos 13 años consiguen -no sin dificultad- colocar un móvil sobre un banco. No es una calle bonita. Las vistas tampoco. El teléfono empieza a grabar una coreografía que quiere ser espontánea, pero que las adolescentes repiten no menos de 30 veces para subirlo a la red social. Luego vendrá la ansiedad por los likes; pero eso será después. Cambiamos la calle por el gimnasio. Cornel le puede dedicar días a un video que después subirá a Instagram. Son poses, maneras de marcar músculo que repite 30, 40, 90 y hasta 200 veces: «Hay veces que estoy muy inspirado y lo grabo todo en un día; a lo mejor estoy grabando dos o tres días seguidos y no me gusta ninguna y lo acabo borrando. Grabo hasta que vea una perfecta. Pueden ser cien o doscientas. Son muchas las poses, pero una muy típica es la doble de bíceps». Dicen que este será el año de BeReal, anunciada como la primera plataforma espontánea sin postureo, ni paisajes de ensueño, sin influencers ni memes. Incluso el número de amigos está limitado. Esa es su carta de presentación. La realidad puede ser otra. Mari tiene 26 años. Es una de los 10 millones de usuarias y usuarios que la plataforma tiene en el mundo entero y comienza a andar ya el camino de vuelta: «al principio piensas que es divertido. Pero pasada la novedad llega un punto en que todos los días te pilla trabajando. No hay emoción. Tampoco tiene muchas herramientas y hay postureo porque yo misma lo he practicado» . Mari dibuja un panorama de desencanto: «Tengo 30 amigos y a día de hoy lo usan 10. No sé si la gente se lo ha quitado o simplemente pasan olímpicamente de la aplicación. Al principio mucha gente publicando y ahora noto que cada vez son menos. De hecho, algunos se la han desinstalado ya. Me la instalé en septiembre y ya estoy en el punto en que me da pereza. La novedad se ha pasado». A lo mejor nos hemos dado de frente con la hererodoxia. Pero lo que está claro es que esta aplicación no está libre de postureo: el 90% de los usuarios de BeReal reconoce que la supuesta espontaneidad es muy pensada. Solo 1 de cada 10 publica la primera foto que toma. El resto repite y repite, como en la inmensa mayoría de las plataformas. Instagram ya trabaja en un clon de BeReal... por si acaso. «Es el nuevo buscador de la generación zeta», asegura Valentina Varela, redactora de contenidos y community manager de Prodigioso Volcán que asesora aparte de las multinacionales más importantes de este país. «Es la mejor-peor aplicación porque no puedo parar de consumirla», reconoce Alejandro Rodríguez, responsable de Redes Sociales en Cadenaser.com. «Instagram quiere ser TikTok», concluye Raquel Lorenzo, coordinadora de redes sociales de Los40. Seguirá siendo la red social con mayor número de usuarios. Considerada por las últimas generaciones como una «red social de padres», esta plataforma sufre al menos en su imagen el edadismo que contamina desde el mercado laboral al de la belleza. Con todo, para el año 2070 se estima que la red social de Zack Zuckerberg tenga más usuarios muertos que vivos. Hay algo más, Facebook paga más a sus influencers que TikTok por ejemplo. Nuestros expertos en redes creen que Twitter ha llegado a su cima y no solo por la errática administración de Elon Musk, sino porque su algoritmo ya no coloca por encima de cualquier tweet la última hora, sino lo que considera que interesa al usuario. Ese gesto, a juicio de los responsables en redes, le aleja de la inmediatez que llevó a Twitter a esa cima. El postureo de LinkedIn, que ha abierto de par en par la puerta a comentarios personales, o la larga vida que se le atribuye a Twitch «una forma ultrasimple de crear canales de televisión» en opinión de Alejandro Rodríguez son otras de las derivas en redes de este 2023. «Es la nueva tele» subraya Valentina Varela, capaz de enganchar a un partido de fútbol de una liga inventada a alguien que no le gusta el fútbol. «En Los40 hemos empezado a hacer programas en Twitch, lo que supone una nueva forma de comunicarnos» concluye Raquel Lorenzo.

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Toñi Fernández