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El gran renovador del teatro musical

Andrew Lloyd Webber, autor de Jesucristo Superstar, Evita, Cats, Sunset Boulevard o El fantasma de la ópera cumple 75 años.

Algunos le idolatran. Otros en cambio no pueden soportarle. Lo cierto es que Andrew Lloyd Webber es uno de los grandes renovadores del teatro musical de las últimas décadas. Hasta la fecha ha producido 16 musicales, numerosas producciones para televisión, una misa de Réquiem en latín y dos bandas sonoras. Entre sus premios destacan siete Tonys, tres Grammys, un Emmy y un Oscar, lo que le convierte en miembro de EGOT, el selecto club de 18 personas que han ganado los cuatro grandes premios del mundo del espectáculo. Aunque el compositor dice que su mayor premio lo recibe en todos los días en la calle. “Lo más satisfactorio de este trabajo es cuando vas por la calle y alguien te dice: me encantó su último musical o su último musical era basura. Yo siempre les contesto: estoy absolutamente de acuerdo”, dice.

Sus canciones trascienden el ámbito del teatro musical y han sido cantadas por todo tipo de artistas. Ha sido representante de Reino Unido en Eurovisión; juez en diversos talent-shows de la televisión británica y estuvo a punto de debutar también como actor de cine. “Me ofrecieron el papel de Mozart en la película Amadeus, pero lo rechacé. Les dije: es algo muy halagador, pero si tengo que hacer un personaje en el cine será con mi propia música, no con la de Mozart”, contó en una ocasión. En 1992 fue nombrado caballero del Imperio Británico, tiene el título de Barón y es el segundo músico vivo más rico, solo superado por Paul McCartney.

Su padre era el director del London College of Music, su madre profesora de piano y su hermano Julian un violonchelista de renombre. Andrew Lloyd Webber nació con la música en sus genes y con cuatro años ya tocaba el piano y el violín. Desde muy pequeño le atrajo el teatro musical. “Tenía un teatro de juguete con muñequitos que construí yo mismo para representar en él musicales basados en Macbeth o La importancia de llamarse Ernesto”, recuerda. Andrew acompañaba estas representaciones con las canciones que reproducía en un gramófono hasta que un día decidió componer su propia música, una pieza musical titulada Teatro de juguete, cuando tenía 9 años.

Andrew tenía 17 años y estudiaba música cuando un día recibió una carta que iba a cambiar su vida. Se la mandaba otro estudiante llamado Tim Rice que se ofrecía para trabajar con él. A partir de entonces los dos formaron pareja artística. Juntos escribieron varios musicales que no lograron estrenar como José, una cantata pop basada en la historia bíblica de José, el hijo de Jacob que fue vendido como esclavo por sus hermanos. En 1968 se estrenó por primera vez en un colegio y pronto se convirtió en un clásico de las representaciones escolares.

El éxito de este musical amateur hizo que la pareja de compositores comenzara a trabajar en la música y el libreto de otro proyecto más grande que también tenía trasfondo religioso. Era Jesucristo Superstar, la obra que definitivamente les lanzaría a la fama. Antes de convertirse en musical teatral, Jesucristo Superstar se grabó como disco conceptual. “La razón por la cual Jesucristo Superstar se editó primero en disco fue porque, al principio, nadie quería representarla en los teatros. Todos los productores de Londres me decían: Debes de estar bromeando. Fue el peor comienzo de la historia”, recordaba el autor.

El éxito del álbum hizo que se estrenara él musical teatral y en 1973 fue llevado al cine por el director Norman Jewison en una película que resultó tan polémica como exitosa. “Todos pensaban que era un gran avance en la forma de acercar la religión a los jóvenes, pero realmente Tim y yo lo que queríamos era contar una historia conocida de una forma diferente, no buscábamos ofrecer un punto de vista religioso”, explicaba Lloyd Webber.

Tim Rice y Webber utilizarían la misma técnica en su siguiente obra, Evita. Primero editaron un disco con la música y cuando todo el mundo se había familiarizado con sus canciones vino el musical, que en 1978 se estrenó en los escenarios de Londres. La idea de hacer un musical sobre la esposa del presidente argentino Juan Domingo Perón se le ocurrió a Tim Rice. Desde finales de los años 70 fueron más de diez los intentos frustrados para llevar Evita al cine, intentos que siempre tropezaban con algún obstáculo, empezando por el continuo veto del gobierno argentino. Actrices como Olivia Newton-John o Michelle Pfeiffer sonaron como candidatas en distintos proyectos, pero al final fue la actriz que más lo persiguió la que se hizo con el papel: Madonna. Antonio Banderas, Jonathan Pryce y ella fueron los protagonistas de la versión cinematográfica que Alan Parker dirigió finalmente en 1996. La canción You must love me, interpretada por Madonna y que había sido compuesta especialmente para la película, le hizo ganar a Andrew Lloyd Webber su único Oscar hasta la fecha.

Tras Evita Tim Rice y Webber decidieron separarse y el compositor trabajaría a partir de entonces con diferentes letristas. En 1986 estrenó en los teatros El fantasma de la ópera que se iba a convertir en el musical de más larga duración en cartel de la historia de Broadway. “Compré el libro en Nueva York y enseguida vi una oportunidad como compositor de contar esa historia de manera diferente a como se había hecho hasta entonces. Y además de forma musical, porque trata de un hombre con deformidades que no puede expresar el amor que siente por la joven cantante y la forma de hacerlo es componiendo música”, explicaba. La obra dio el salto al cine en 2004 de la mano del director Joel Schumacher, que apostó por el poco conocido por entonces Gerard Butler en el papel de fantasma mientras que Emmy Rossum daba vida a su amada.

Si la versión cinematográfica de El fantasma de la ópera fue un éxito de público, todo lo contrario ocurrió con la siguiente adaptación al cine de los musicales de Andrew Lloyd Webber, Cats, estrenada también con gran éxito en el teatro en 1981. El musical se basaba en un poema de T.S. Eliott que Andrew adoraba desde niño y era una historia protagonizada por gatos. La adaptación al cine, estrenada en 2019, tenía todas las papeletas para triunfar. Era uno de los musicales de mayor éxito de la historia teatral, dirigido por un director como Tom Hopper que ya había rodado otro musical multi premiado como Los miserables y un reparto de nombres ilustres como Judi Dench, Jennifer Hudson, la cantante Taylor Swift o el veterano Ian McKellen.

Pero la película resultó un fracaso estrepitoso que provocó grandes pérdidas a la Universal. Su diseño de producción; el ridículo aspecto de los protagonistas y otras calamidades hicieron que la película arrasara ese año en los Razzies, los premios a las peores películas del año, y todo el mundo renegó de ella, desde el propio Andrew Lloyd Webber hasta los actores, pasando por la crítica y el público.

Lo último que sabemos de Andrew Lloyd Webber es que se ha unido a Antonio Banderas para formar la empresa “Amigos para siempre” que va a producir teatro musical en español y ha sido el encargado también de componer el himno para la próxima coronación del rey Carlos III de Inglaterra. Y es que a pesar de sus 75 años Andrew Lloyd Webber tiene claro que la hora de su retirada aún está lejos. “Creo que soy la persona más afortunada del mundo porque he podido hacer toda mi vida la cosa que más amo, que es componer canciones. Empecé en 1967, todavía sigo y no tengo ninguna intención de parar”, afirma rotundamente.

Elio Castro

Elio Castro

Licenciado en Historia del Arte y Máster en periodismo por la Universidad Autónoma/El País. Periodista...

 
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