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Sociedad

La primavera, el cerebro altera

Nuestras emociones primaverales explicadas a través de la psicología

La primavera, el cerebro altera

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Hoy se cambia de estación y empieza a haber más luz. Como dice el refrán: la primavera la sangre altera. La gente está más activa. Y, como siempre, yo me lo llevo al cerebro. Vengo a explicar el porqué.

Es normal, tú ves salir el sol y ya te pones de buen humor, se puede decir que el sol de alguna manera sana. Pero, según explica la bióloga Tamara Pazos, no es directamente el sol lo que nos pone de buen humor, sino que la luz solar pone el marcha nuestro mecanismo, nuestros ritmos circadianos, que son estos mecanismos que regulan nuestra actividad: cuando estamos activos, cuando descansamos, cuando funcionan nuestros órganos, y también, porque no, si ya regulaban pocas cosas, tienen la capacidad de regular ligeramente nuestras emociones y mecanismos de recompensa. ¿Y todo esto por qué pasa?

Principalmente porque el sol consigue que se liberen ciertas hormonas, como la dopamina, que es la conocida hormona de, placer. Pero, no es exactamente la dopamina lo que te hace estar feliz, la dopamina lo que hace es darte la motivación para que busques ese placer.

Entonces, el sol no te da un buen estado de ánimo en sí, sino que te motiva para que hagas cosas que te hacen sentir bien: hacer deporte, salir a tomar algo con gente, ligar más… o incluso recoger la casa porque te has ido dejando y la tienes hecha un desastre.

Mi madre de pequeña me decía, “Raquel, tu habitación es el reflejo de tu mente”, y yo como buena adolescente pasaba de ella y le decía “yo tengo mi orden dentro de mi caos”. Esto funcionaba hasta que tenía que estudiar para exámenes y necesitaba organizar y ordenar toda mi habitación para poder ponerme a estudiar. Sino era incapaz de concentrarme.

Y es que, de nuevo, mi madre tenía razón, y esto tiene psicología detrás.

El estado de tu casa refleja mucho más de ti y de tu estado de ánimo de lo que de primeras uno imagina. Es el lugar donde puedes ser más tú mismo, dónde tienes todo lo que necesitas para el día a día. Por ello el desorden o no que tengamos en casa puede ser el reflejo de cómo no encontremos anímicamente, porque en el momento en el que te da igual el desorden que haya en tu ”lugar seguro” (donde duermes, comes, descansas) es posible que tu estado de ánimo no te esté permitiendo cuidarlo porque es demasiado bajo. Y cuando entras en el bucle del desorden es más difícil salir.

Es como cuando vas a una ciudad y está todo limpísimo, no vas a ser tú quien ensucie, incluso si ves algo en el suelo lo recoges. Pero si está la ciudad mucho más sucia (no digo que haya excusa para ensuciar), te despreocupas más.

Ahora mi madre flipa cuando viene a mi casa porque la tengo recogida siempre. Yo lo que pienso es que siempre tengo alguien importante de visita, y ese alguien soy yo. Quizás sea un poco triste, pero funciona, porque es igual que con la comida. Cuando vienen amigos lo preparas todo con mucho más cariño y detalle que cuando es para ti. Es entendible, no puedes romantizar tus cenas siempre, pero hay que cuidarnos y querernos como si fuésemos la persona a la que más queremos.

 
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