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Festival de Málaga 2023 | Bruna Cusí: "Estoy en un momento donde para mí es importante la salud mental, disfrutar del trabajo"

La actriz protagoniza tres películas que compiten por la Biznaga de Oro en Málaga, una de ellas es 'Tregua(s)', un drama sobre la pareja, y otra la nueva locura de los Burnin Percebes en 'El fantástico caso del Golem'

Bruna Cusí en el Festival de Málaga / ALEXZEA

Málaga

Dos películas cambiaron el cine catalán y cambiaron también la carrera de Bruna Cusí. Fueron Incierta gloria, de Agustí Villaronga, y Verano 1993, la película de Carla Simón con la que logró el Goya a mejor actriz revelación. Desde entonces ha ido seleccionando proyectos muy diferentes, como la serie Fácil, producida por Movistar Plus, o películas independientes como Mia y Moi. Este Festival de Málaga ha batido récord, tres películas protagoniza en la sección oficial: Upon entry, El fantástico caso del Gólem y Tregua(s).

Con Alberto Amman protagoniza un drama de pareja en la frontera americana, que habla de confianza, migración y estereotipos o de la fuerza de un Estado con los ciudadanos. Es Upon entry, la ópera prima de los venezolanos Alberto Rojas y Juan Sebastián Vásquez, de los productores de El practicante, El hoyo y Los demonios de barro. En El fantástico caso del Gólem vuelve a colaborar con otra pareja de directores, los Burning Percebes, el seudónimo detrás de los cineastas Fernando Martínez y Juan González. La tercera es Tregua(s), otra historia de pareja, en este caso sobre la relación de dos amantes, un guionista y una actriz, que se ha rodado, precisamente, en el hotel que acoge a las estrellas en este certamen malagueño.

Tres películas este año en Málaga, ¿es un récord?

No sé si es un récord, diría que es una coincidencia. Son películas que rodé el último año y se han presentado aquí. No sé si significa que el año pasado trabajé, cosa que está muy bien, porque en esta carrera, cuando vienen olas de trabajo, hay que cogerlas y disfrutarlas como se pueda.

Tanto Tregua(s) como Upon entry tiene dos cosas en común, por un lado, un guion lleno de diálogos, que es lo que sostiene ambas películas

Eso es un reto interpretativo, porque hay una parte de psicología, de que el personaje va descubriendo información que antes no tenía y eso hay que sostenerlo delante de la cámara, como es el caso de Upon entry. En el de Tregua(s), es una conversación muy larga que tienes que sostener y mantener viva durante una hora y media. Entonces, a nivel interpretativo es un reto y, a la vez, estás muy expuesto como actor. Te ponen en un espacio o en una escenografía, una buena foto, sí, pero estás mostrándote más que nunca. Eres vulnerable y frágil en este tipo de proyectos. Pero yo los he disfrutado. Estoy contenta con el resultado y creo que al final me han hecho madurar y crecer como actriz.

Luego estrenas aquí El fantástico caso del Gólem, una película de los inclasificables Burning percebes, ¿cómo ha sido volver a trabajar con ellos?

Para mí es un poco la versión 2.0 de La Reina de los Lagartos. Cuando la rodé no sabía muy bien qué es lo que acabé haciendo, pero tengo una confianza muy ciega en ellos. Así que descubrí el personaje y lo hablé todo con ellos y lo trabajamos, pero no sé el resultado final. No tengo ni idea. Lo que más me gusta es como esta amalgama de actores tan variopinta. Y la locura de la historia, pero ellos son personas muy sensibles y creo que dentro de toda la locura hablan, al final, de temas muy importantes como la amistad.

En el caso de Tregua(s) la rodaste aquí en Málaga, justo en este hotel donde se hacen las entrevistas del festival, ¿cómo ha sido regresar a la escena del crimen?

Entre bonita y un poco de pesadilla. Rodamos como una semana en este hotel, en esta terraza y hacía bastante frío. Luego, recuerdo las escenas de ascensor son una pesadilla, porque tarda mucho, es uno de esos ascensores que está programado y no había manera de llegar al piso donde tocaba. Pero por otro lado, me siento como en casa, porque es un hotel muy familiar. Este lugar lo conozco, estoy a gusto y ya forma parte de mi vida y de mi ADN.

Tanto en Upon entry como en Tregua(s) hay una relación de pareja que se quiebra por algo externo, ¿hay un retrato generacional de las relaciones de pareja?

En Tregua(s) los dos personajes son amantes, llevan diez años encontrándose en festivales, en lugares un poco inhóspitos, justamente en lugares donde hay mucha superficialidad y, juntos ellos, encuentran como un momento de humanidad, de intimidad, que creo que es algo que les une de alguna forma. Y durante la película pasan de amantes a momentos que parecen como una pareja discutiendo, o incluso a una amistad de toda la vida, Son como niños, también como dos desconocidos, porque también se dicen medias verdades. Para mi es una película que habla sobre la intimidad y sobre que el otro siempre será un poco un extraño. Esto lo dicen las de Deforme Semanal, que tu pareja será siempre como un enemigo en tu vida. Aunque sea una pareja, siempre será el eterno desconocido. Nunca sabes por dónde te va a salir y esto, con un amante, aún más.

Y es una actriz...

Con el tema de que fuera actriz, tuvimos muchas conversaciones el director y yo, porque yo le dije que no quería representar algo estereotipado de lo que es una actriz de éxito, sino que quería poder enseñar también las luces y las sombras de la profesión. Estábamos en un festival y quería contar que la vida ahí también es normal. Que eso dura un día, o una semana, pero después una actriz vuelve a su vida normal y se tira pedos como todo el mundo. Tenía ganas de mostrar también la soledad que hay en un hotel como este, que no es verdad que producción te paga todas las cervezas, que el vestido es de prestado y luego le tienes que devolver. Tenía ganas de enseñar de la doble cara de esta moneda. Y luego por otro lado, es un personaje que me costó un poco como mujer, al principio, no juzgar, porque se comporta de manera masculina, sobre todo en la conversación con la maternidad. Eso me preocupaba. Luego pensé que quizá hubiera mujeres que se podían sentir identificadas y creo que hice un esfuerzo de sororidad, de entender a esta mujer y de intentar abrazarla aunque a mi no me parezca bien lo que está diciendo. Creo que la gente va a poder empatizar con eso, porque nadie es perfecto en las relaciones de amor.

¿Te peleas con los personajes?

Con este luche mucho. Me peleé mucho con él, con el director. Fue como en términos feministas, tuve conversaciones con él y, a la vez, me confrontó mucho a mi misma. Eso bueno, porque quiere decir que es un personaje que tiene complejidades, en realidad, como nosotras, que está creciendo y que es una mujer imperfecta.

Decías lo de mostrar la cara b de las actrices, ¿hasta qué punto es importante que los espectadores vean más allá del post de Instagram?

Total. Ayer colgué tres fotos con el vestido, y dudé. Pero es que también hay gente que te ayuda, que te patrocina. No estoy sola. Es como que de repente esa foto representa a mucha más gente, a un equipo, que hay algo de bonito en eso, como una especie de celebración y hay mucha gente ayudando a que las películas lleguen al cine y lleguen a la gente y las redes también lo hacen. Eso es parte de mi vida, pero también tengo treguas de esta vida, por suerte, y qué importantes son también estas treguas en mi vida personal. Para mi ha sido muy importante viajar, estar mucho tiempo desconectada de la profesión para poder enriquecerme, para vaciarme y hacer un nuevo comienzo, aprender nuevas cosas, a imaginarme haciendo otra cosa, otras profesiones, para luego poder en las películas que haga, mientras vayan llegando, enseñar más cosas. A veces, cuando entras en ruedas de mucho trabajo te secas. Ya no sabes qué contar tampoco como intérprete, ni por qué eres intérprete. Lo que creo que define a un actor, lo que diferencia a un actor natural, de un actor profesional, es que los profesionales pueden poner un lado poético. Al trabajo le ponen poesía, le ponen una opinión. Para mí es importante cargar esa opinión para que sea interesante luego la interpretación, si no es muy difícil poder hacer buenos papeles.

Empezaste con dos papeles en dos películas muy importantes, como Incierta gloria y Verano 1993, después has ido eligiendo proyectos muy diferentes, ¿Tienes consciencia de cómo está siendo tu carrera?

Si te soy sincera, creo que soy una actriz que me llegan los trabajos con cuentagotas por el perfil que doy, y por los trabajos que he hecho, que igual no se atreven a pedirme proyectos más comerciales. Al final, la carrera no la configuras, sino que se va dando. Haber empezado con Verano 1993 me ha marcado, para bien y para mal, porque de repente es como una etiqueta, de actriz dramática. Es cierto que hay cosas que, directamente, no las veo y las descarto sin que me lleguen o he dicho no, porque no me veo defendiéndolas como actriz. Estoy en un momento en que para mí es muy importante la salud mental, en la que quiero poder disfrutar de mi trabajo, porque es tan difícil, es tan duro, hay tantos momentos chungos en esta industria que cuando lo esté haciendo quiero poder volver a jugar y volver a disfrutarlo. Entonces sí que he dicho que no a cosas donde he pensado que no sería feliz rodando o que serían un conflicto personal en mi vida. Porque cuando me implico en algo de verdad, lo lucho mucho y doy mi punto de vista como mujer. No creo que sea una actriz cómoda en ese sentido de que todo me va bien. Mi amigo Eneko Sagardoy me dijo que la carrera son las cosas que uno va haciendo y con el tiempo, pues al final, repasas y dices, anda sí había coherencia o lógica. Pero ni siquiera cuando hablo con mi representante, Borja de la Vega, pensamos en términos de proyectar una carrera. Eso es imposible. Valoro que me guste el guion y que pueda seguir llegando a fin de mes. Sí escojo hacer más teatro o hay veces que he dicho que no a cosas, aún sabiendo que iba a estar muchos meses sin trabajar. Haces un poco cálculos económicos y vas tirando. También estoy en un momento que me gustaría dar el paso y hacer mis propios proyectos y los estoy levantando. Ojalá nos veamos de aquí un par de años hablando de ello.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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