El chiste del año
"Cuando vi la foto de la cúpula de Vox con Ramón Tamames, después de registrar la moción de censura, pensé: es un chiste buenísimo. Pero un chistazo. Y en una época en la que el chiste vive horas bajísimas. Recuerdo que en 2005 The New York Times publicó una especie de obituario en el que su autor sostenía que el chiste como forma de humor murió «después de una larga enfermedad de unos treinta años»"
El chiste del año
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Galicia
Cuando vi la foto de la cúpula de Vox con Ramón Tamames, después de registrar la moción de censura, pensé: es un chiste buenísimo. Pero un chistazo. Y en una época en la que el chiste vive horas bajísimas. Recuerdo que en 2005 The New York Times publicó una especie de obituario en el que su autor sostenía que el chiste como forma de humor murió «después de una larga enfermedad de unos treinta años». Entre las causas estaba la corrección política, que multiplicó el número de ofendidos; la feminización de la cultura, que dejó de transigir con el machismo de chistes de oficina y bares, y por supuesto, internet, cuando a finales de los 90 el mundo se lanzó a intercambiar un torrente demencial de chistes por email y las webs especializadas hicieron que todos estuvieran disponibles a la vez, por escrito, matando el encanto de la oralidad. Contar un chiste es muy arriesgado. Al fin y al cabo, haces que la conversación se detenga y que todos te miren. Al arrancar es como si anunciases «Ahora voy a hacer algo gracioso». Debes estar muy seguro de ti mismo. Pero cuando alguien es capaz de no abrir la boca, como en la foto de Tamemes, y hacer que la gente se muera de risa igual, solo puedes levantarse y aplaudir. Es el puto chiste del año.