Si amanece nos vamosSi amanece nos vamos
Sociedad

Rechazo: El miedo a la exclusión

El rechazo: un fantasma, que todo el mundo ha sentido alguna vez

Rechazo: El miedo a la exclusión

Rechazo: El miedo a la exclusión

06:25

Compartir

El código iframe se ha copiado en el portapapeles

<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1677200152896/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>

Como buenos animales sociales que somos, necesitamos contacto con otras personas y sentir que pertenecemos a un grupo. Y es que todo el mundo (o la gran mayoría), se ha sentido rechazado alguna vez. No me refiero a ser rechazado en el amor o por alguien a quién aprecies, que también, sino incluso ser rechazado por alguien que realmente no te importa, una persona extraña que te hace una entrevista de trabajo, o alguien a quién le pides la hora y te dije que tiene prisa y te ignora.

Cuando somos rechazados se activan los centros de dolor en el cerebro. Es decir, nuestro cerebro registra el rechazo social como dolor físico. Cuando sentimos ese rechazo se activa la corteza cingulada anterior dorsal, que es la región cerebral asociada a los aspectos emocionales del dolor y sentimos tristeza, enfado, aumenta el estrés, se reduce nuestro autoestima y tenemos la sensación de que perdemos el control.

Y es que el dolor es funcional, nos está advirtiendo de que algo falla, que existe una amenaza seria para nuestro bienestar social y psicológico. Porque pertenecer a un grupo constituye una necesidad, no un deseo o una preferencia; entonces cuando no lo consigues, pues esto hace que te duela de manera psicológica y física. Tu cerebro está aprendiendo para sobrevivir porque te hace reflexionar sobre qué ha fallado para que no pase de nuevo. En el caso de una entrevista, ¿habré sido prepotente? ¿Tengo que aprender inglés? O en el caso de que te deje una pareja analizas los fallos que se han cometido.

Aquí hay que tener cuidado porque por ejemplo en el caso del bullying tú no estás haciendo nada malo que tengas que corregir, las personas que los están haciendo mal son aquellas que están frustradas y su único alivio es compartir ese dolor haciéndolo sentir a otra persona. O si te deja una pareja porque no es su momento, tampoco te fustigues pensando que es tu culpa por no ser suficiente.

Pero al final da igual lo fuerte que te creas o lo sensible que seas, que todo el mundo siente ese dolor más o menos por igual, pero es cierto que dependiendo de nuestros rasgos de personalidad, es decir, si tenemos ansiedad social, depresión, o no, vamos a gestionar de una manera u otra este rechazo. Las personas con algún tipo de trastorno van a tardar bastante más en recuperarse.

Eso no quiere decir que ahora tengas que estar con alguien porque sabes que si le dejas va a sufrir mucho, eso es parte del proceso. Pero podemos hacer las cosas con delicadeza y cariño.

Al final somos animales sociales que llegamos a obedecer, cumplir las normas, cooperar o participar en las decisiones de grupo, aunque no estemos de acuerdo, todo para seguir formando parte de la pandilla, y eso nos hace perder un poco el foco sobre lo que realmente necesitamos o queremos en nuestras vidas.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00