Médicos en huelga

Barcelona

Impresionante manifestación de médicos, sanitarios y otros ciudadanos, la de este domingo en Madrid. Pero no solo porque hayan acudido a centenares de miles, sino porque la presencia era aún mayor que en la convocatoria de noviembre. Esto es lo verdaderamente nuevo: el que una protesta no solo no decaiga con el transcurso del tiempo, sino que aumente. No ha importado el cansancio. Y lo que es más importante, los usuarios, los pacientes y sus familias, siguen apoyando a los sanitarios. Y a la sanidad pública.

Pero hay otras novedades. Como la ausencia de límites en la reacción de la presidenta madrileña, que ha superado sus anteriores improperios, atribuyendo la protesta a una pequeña minoría de “50 o 60 supuestos” médicos. Y a que albergarían razones partidistas. Es una manera de burlarse de los manifestantes, al menos 250.000 personas. También es una manera de tapar que Madrid es la colista en gasto público para la atención primaria, aunque sea la comunidad de mayor tamaño económico. Esta vez su portavoz, Enrique Ossorio, ha logrado perpetrar una frase aún más disparatada que la de su jefa. Dice que los manifestantes “están intentando reventar el mejor sistema sanitario que hay en España”. ¡Hay que ser petulante! ¡Y hay que minusvalorar mucho a los ciudadanos, como si admirasen las autolesiones!

También es nuevo el apoyo explícito, sin fisuras, de Alberto Núñez Feijóo a cómo sus barones gestionan la sanidad. Incluye, claro, a su sucesor en Galicia, que también ha afrontado una masiva manifestación de protesta. O sea, que ya sabemos cuál sería el futuro de la sanidad bajo un gobierno de la derecha. Degradación. Menor gasto. Desprecio a los disidentes. O sea, que esto era la moderación, el centrismo, el respeto al estado del bienestar y las buenas maneras.

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