Aborto, constitucional

Barcelona

Ha tardado trece años. Pero lo ha resuelto en solo un mes. Trece años en que el Constitucional arrastró los pies, indeciso, perezoso y confuso, a cuenta de la ley del aborto. Desde que el PP la recurrió. Y ha bastado un mes con un presidente decente y una mayoría progresista en el alto tribunal, para resolver el tema. Y convalidarla.

Mientras, se ha demostrado que la ley no aumentaba los abortos: han disminuido un 10% en los últimos diez años. Pero la incertidumbre continuaba acechando a las mujeres con embarazos no deseados. Y también que otra vez la sanidad, pública y a veces privada, ha estado a la altura y ha correspondido a los derechos de las mujeres cumpliendo sus correlativos deberes. Salvo en casos como las clínicas del Opus Dei, en la zona talibana de Navarra (y alguna otra), donde los ayatolás ultras siguen boicoteando el Estado de derecho, con sonrisa suficiente e hipócrita. Esos que quieren seguir decidiendo sobre los cuerpos ajenos, y claro, sobre sus almas, porque se creen sus dueños, patrones y usufructuarios.

El bueno de Núñez Feijóo de repente se ha olvidado de sus trece años de silencio personal. De que su PP, y ningún otro, fue el que recurrió contra la ley. De que él mismo no corrigió el tiro en todo el tiempo que lleva siendo su líder. De que su partido es socio de otro que pretende practicar la tortura psicológica contra las mujeres que han decidido interrumpir su embarazo: recuerden el caso de Castilla y León. Por eso es bonito y esperanzador, aunque curioso, que considere correcta, constitucional, europea y respetuosa la ley que combatían… justo minutos después de que el tribunal constitucional la convalidase de hecho. Los hay más rápidos.

Escucha todas las miradas de Xavier Vidal-Folch