¿Qué es el síndrome de Stendhal?

Si alguna vez has visto algo tan bello que te has mareado puede ser a causa del síndrome de Stendhal y sucede cuando la belleza nos sobrepasa. También es conocido como el "síndrome del viajero” o el “síndrome de Florencia”.

El síndrome de Stendhal se remonta al año 1817 cuando un escritor francés que usaba el seudónimo de Stendhal se mudó a Florencia porque le llamaba muchísimo la atención la belleza de los monumentos y el arte. Mientras visitaba la Basílica de Santa Cruz empezó a sentir un mareo ante todo lo que veía al mismo tiempo que manifestaba su miedo a caerse.

En 1979 la psiquiatra florentina Magherini le puso el nombre oficial de Síndrome de Stendhal bajo los síntomas de taquicardias, sudoración, palpitaciones, sofocos, temblores, tensión emocional y agotamiento e incluso en casos más graves; mareos o vértigos.

Sin embargo, hay un poco de controversia con el tema aunque no hay duda que cuando escuchamos algo que nos evoca recuerdos bonitos nos emocionamos, o que cuando vemos una obra de teatro se nos ponen los pelos de punta, porque el arte al final es emoción. Como consecuencia, gran parte de los psicólogos clínicos sí lo reconocen como la experimentación de sensaciones muy fuertes ante cosas, lugares u objetos que nos parecen extremadamente bellos, pero a finales de los 70 muchas personas viajaron en concreto a Florencia arrastrados por los comentarios de la belleza de la ciudad y los casos de mareos aumentaron bastante, como es lógico, ya que a más gente, más casos. Debido a esta situación, muchos científicos piensan que de alguna manera detrás del síndrome hay intereses económicos, ya que se consigue que ese lugar en concreto gane las visitas de los turistas que quieren comprobarlo.

Por otro lado, algunos científicos también consideran este síndrome como enfermedad psicosomática. Es decir, nuestro cuerpo refleja lo que estamos sintiendo, como cuando te duele mucho el estómago y es porque estás de exámenes y estás mucho más nervioso de lo habitual. Por esta razón también hay que tener en cuenta la sugestión, ya que somos muy propensos a creer algo que la mayoría tilda como cierto, porque al final este síndrome suele ocurrirle a turistas muy sensibilizados con el arte que viajan principalmente para admirar todo aquello que ven. Entonces de alguna manera los viajes tienen un significado emotivo muy intenso para ellos.