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"El problema de España es que hacemos memoria defensiva. Todos se consideran víctimas"

Analizamos en Hora 25 los avances y retos de la memoria democrática en España, las diferencias con otros países o cómo se enseña en las aulas

"El problema de España es que hacemos memoria defensiva. Todos se consideran víctimas"

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Madrid

Cuatro décadas han pasado en España entre la muerte del dictador Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975, y el primer Homenaje de Estado a las víctimas del golpe militar, de la guerra civil y la dictadura que fue el pasado 31 de octubre de 2022. Para entender mejor la importancia de las políticas de memoria, las razones de por qué en España hemos tardado cuarenta años en homenajear de forma oficial a las víctimas de la guerra y la dictadura franquista, cómo se ha hecho este proceso en otros países y qué podemos aprender de ellos hemos hablado en Hora 25 con Alejandro Baer, catedrático de Sociología de la universidad de Minnesota, exdirector del Centro de Estudios para el Holocausto y el Genocidio en esa universidad y actualmente investigador María Zambrano en la UNED: "Cada país tiene que encontrar los elementos de su pasado que pueden fortalecer la memoria democrática. En el caso español tenemos una historia compleja, dura, difícil... tenemos una guerra civil cruenta, una dictadura que se prolonga durante 40 años y de ahí desde luego se pueden extraer lecciones". Sobre el propio concepto de memoria democrática Baer señala que "no es tanto la adjetivación de memoria sino una memoria de la democracia: es un intento de dar sentido al pasado para fortalecer valores democráticos, cívicos, de pluralismo, de libertades y derechos humanos. Es una memoria que podemos construir, podemos imprimirle un sentido que sea consensuado, que sea común y que fortalezca nuestro régimen de libertades".

El ejemplo alemán

Alemania es el país de referencia cuando se habla de políticas de memoria. El proceso no ha sido fácil: "Ha sido muy largo, muy complicado y doloroso para muchas familias porque no todas estaban preparadas para asumir ese reconocimiento de lo que había pasado, aceptarlo e incluso llegado el caso asumir responsabilidades", explica Carmen Viñas, la corresponsal de la SER en Berlín. También ha señalado que hay preocupación entre los alemanes por la falta de conciencia que los jóvenes parecen tener del peligro del nazismo o por el auge de la ultraderecha "que propugna un revisionismo muy perverso. Para algunos de sus líderes habría que devolver la dignidad a los soldados alemanes, critican que se enseñe la historia de Alemania de forma tan negativa o incluso les parece vergonzoso el memorial a las víctimas del nazismo que hay en el centro de Berlín". Una de las buenas prácticas, por llamarlo de alguna manera, que hemos importado de la forma de hacer memoria en Alemania son las Stoperlsteine que podemos traducir literalmente como piedra que hace tropezar. Son unos adoquines de latón colocados frente a las casas de quienes fueron deportados a campos de concentración y en los que pueden leerse los datos de las personas a las que se quiere recordar. En España se empezaron a colocar en 2015 y ya están en muchas ciudades. Sonia Ballesteros ha recorrido Madrid para acercarnos la historia de algunas de esas víctimas.

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"No se pueden pasar por alto los crímenes de la retaguardia republicana"

El catedrático Alejandro Baer ha señalado la diferencia que existe entre los procesos de memoria en Alemania, con una ocupación tras la II Guerra Mundial, y España, donde vivimos una transición pactada: "La memoria Alemana es introspectiva, mira hacia dentro, cuando la extrema derecha crítica la memoria alemana dice que no podemos tener un monumento a la culpa en el centro de Berlín, un monumento que es algo extraordinario. Las políticas de la memoria en España, sin embargo, son defensivas. Todos se consideran víctimas. Hay quienes están en más derecho en reivindicar o demandar el reconocimiento que otros, pero no estamos en un modelo para nada parecido al alemán". Para Baer: "las dos Leyes de Memoria lo que reflejan es la división que hay en España sobre el relato del pasado. Tanto la del 2007, como la de ahora que ha sido aprobada con la oposición del PP, Vox y Ciudadanos. Creo que es lamentable y con 40 años de democracia tendría que haber un consenso básico en torno cómo podemos recordar y qué valores podemos asociar a ese pasado". Además, señala un punto y apunta: "La memoria democrática debe reflejar la memoria de la democracia y la lucha por las libertades, la ley refleja eso, pero también hay un punto que cree que a estas alturas hay que abordar: " Creo que, a estas alturas, no se pueden pasar por alto los crímenes que se comentieron en la retaguardia republicana. Yo creo que estamos lo suficientemente maduros como para mencionar esos crímenes, condenarlos y no por eso el franquismo va a ser menos criminal".

El peligro del revisionismo

En Italia, otro de los países que solemos tomar como referencia cuando hablamos de memoria, también está habiendo un revisionismo histórico que tiene entre sus máximos exponentes a la segunda autoridad del Estado, el presidente del Senado Ignazio La Russa. El corresponsal de la SER, Joan Solés, ha detallado que La Russa "es el mejor ejemplo de este fascismo camuflado de democracia que no se considera fascista pero sí heredero de Mussolini" y como hizo el saludo romano en el Senado precisamente cuando se debatía una ley contra la exaltación fascista. El presidente del Senado italiano es además un coleccionista de bustos de Mussolini y restos de la época fascista que se han ido retirando de las calles.

La memoria en la enseñanza

Una de las armas para tratar de combatir el revisionismo es la educación. Sobre cómo se enseña en España el Golpe de Estado, la Guerra Civil o la dictadura hemos hablado con Rosendo Martínez, profesor de la universidad de Valladolid y autor de varios estudios en los que se analiza precisamente ese tema. "Detectamos la división que existe entre los docentes sobre si tratar o no la memoria histórica en sus clases. Algunos tienen reparos claros aunque otros no". Reconoce que le sorprendió encontrarse con que "están muy presentes expresiones como reabrir heridas, cerrar el pasado para mirar el futuro o que no se pueden desempolvar temas del pasado. Lo cual es paradójico cuando hablamos con un profesor de historia".

El estudio "Enseñar un pasado controvertido desde un presente polarizado: la memoria histórica en España desde la perspectiva docente" también refleja como la actualidad política y la polarización que acompaña a la memoria se acaba trasladando a las aulas y la preocupación de algunos docentes de que les acusen de adoctrinamiento. "Cuando hablamos de conflictos, la neutralidad se confunde muchas veces con igualación", apunta Rosendo Martínez "Esta neutralidad igualadora, que yo la suela llamar, forma parte de un discurso socialmente aceptado de como afrontamos en España la memoria sin afrontarla realmente y que está implícita en frase como que: en una guerra todos comenten barbaridades. Que no ayuda a comprender la complejidad de los acontecimientos ni hace justicia a las víctimas".

 
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