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Rebecca Zlotowski: "Me llevó mucho tiempo deconstruirme a mí misma para entender que lo femenino era interesante"

La directora francesa cambia la imagen de la madrastra en 'Los hijos de otros', una dramedia que protagoniza Virginie Efira

Rebecca Zlotowski en el Festival de Venecia (Photo by John Phillips/Getty Images) / John Phillips

Sevilla

La nueva ola feminista surgida tras el Me Too se está manifestando de diferentes formas, todas compatibles, en el cine europeo. La más obvia es la eclosión de una generación de directoras que tienen ahora la oportunidad de contar sus historias. Pero también hay otras autoras, con carrera y varios títulos a sus espaldas, que se han replanteado su papel en la industria en estos años. Han sido conscientes de que los relatos femeninos importan, de que lo íntimo es político y de que, más allá de los números, es relevante su mirada al mundo. Ese proceso de aprendizaje lo ha vivido, por ejemplo, la francesa Rebecca Zlotowski. "Estoy intentando ser parte de este cambio, pero también he participado en su bloqueo. He tardado cinco películas en llegar hasta aquí, he hecho películas que estaban en mundos muy fálicos. Mi primera película es una película sobre un circuito de motos. La segunda es sobre una central nuclear. La tercera es una reconstrucción de un set de cine de la década de 1930 con mucho dinero. Me llevó mucho tiempo deconstruirme a mí misma para entender que este tema podía ser interesante, que lo que provenía de lo femenino era interesante. Durante mucho tiempo, me comprometí a crear una industria más fálica y más viril, y necesitaba demostrar que era una cineasta que sabía rodar acción", confiesa en conversación con la Cadena SER durante el pasado Festival de Sevilla.

Responsable de títulos como Belle épine, la premiada Grand Central o Planetarium con Natalie Portman, Zlotowski admite que ha hecho su propio viaje en forma y fondo. "Llegó un momento en el que me di cuenta de que estos temas femeninos no eran menores ni mucho menos. Como dice Annie Ernaux, lo íntimo es lo que nos une. A hombres y mujeres por igual. Ha llegado el momento de que estas historias ocupen un lugar importante. Tenemos historias de hombres ambiciosos en la sociedad, historias de guerra, pero también necesitamos historias que vengan del consultorio de un ginecólogo, de cómo es una pareja en momentos de ovulación, de erotismo entre mujeres que no son rivales ni compiten entre sí. Estos temas aún no se han contado. Y ya es hora", expresa convencida de que se abre un nuevo tiempo.

Muchas de esas ideas están en su nueva película. La maternidad, la sororidad, los 'nuevos hombres' y, sí, también el ginecólogo. En 'Los hijos de otros' narra la historia de una profesora de 40 años, soltera y sin hijos, que se enamora de un compañero con el que asiste a clases de guitarra. Él está separado y tiene una hija de 4 años y ella, interpretada por Virginie Efira, se encariña y empieza a asumir también los cuidados de la niña. "Hay mucho de autobiográfico en el personaje y en la narración. Yo también he sido profesora, soy una mujer de 40 años que no ha tenido hijos, el hombre que interpreta al padre de Virginie Efira en la película es mi propio padre, reza en la tumba de mi propia madre. Además, soy madrastra de una niña de esa misma edad. Así que hay muchos elementos autobiográficos. Pero no es una autobiografía fetichista. No creo que sea más interesante porque lo he experimentado. Solo sé que he podido abordar un personaje al que conocía bien y no he necesitado investigar mucho. A veces abordo otras historias que me abren a territorios desconocidos y ajenos, y me obligan a ser un poco periodista. Aquí no he necesitado hacerlo", cuenta sobre el origen de esta historia y la escritura del guion.

Como otras muchas cineastas (y directores han hecho a lo largo de la historia), toma algunas experiencias personales para componer un relato más amplio sobre la vitalidad y la pasión de una mujer de mediana edad, sobre la maternidad y la presión social, y sobre cómo se pueden formar nuevas familias sin melodramas. "El punto de partida no tiene una intención terapéutica ni es la historia de un diario íntimo, yo solo buscaba en otras películas cómo los cineastas habían retratado a este personaje, esta situación familiar, el amor… Y no pude encontrarlo. Y como no podía encontrarlo, decidí hacer la película. Escribí la película que necesitaba ver", añade sobre esa figura tan demonizada en el cine y la literatura infantil. La de la madrastra.

Por eso, Zlotowski asume que parte de su trabajo en este caso es cambiar la imagen que se ha creado de estas mujeres, asociadas a la femme fatale y a la amante destroza-hogares. "Parte de la responsabilidad de los cineastas es desmontar el cliché, renovar el estereotipo e inventar otros arquetipos. Y a menudo, ya que el cine tiene más de cien años, los cineastas hacen películas que son comentarios sobre películas que han visto. Pero si nos fijamos en las situaciones tal y como son, vemos que han cambiado mucho. Se nos dice que se han contado todas las historias, pero no es cierto, no todos han hablado. Así que sentí la responsabilidad de presentar personajes de amantes, hombres, mujeres y amigos, que no se han visto en las películas. Nos han dicho que debemos ser rivales, competitivos, que los hombres y las mujeres debemos separarnos unos de otros, ser conflictivos. Y en mi vida no he experimentado eso. Entonces, ¿dónde estaban esos personajes? ¿Quiénes eran los personajes que me rodeaban? Por eso decidí escribirlos".

La directora consigue, en efecto, desmontar muchos clichés. El de la novia y la exmujer, en este caso con una relación cordial y un cuidado no competitivo de la niña, el del macho alfa, el de los celos enfermizos como trama o el de la familia amplia. El centro de la historia es el personaje de Virginie Efira, una mujer que afronta sus debates internos en cuanto a la maternidad y el amor. Si está a tiempo, si es esa la relación que quiere, si hay futuro, si la niña la querrá como a una segunda madre, si todo encaja en la vida cotidiana, si se sentirá excluida... Con la elección de Roschdy Zem de coprotagonista, Zlotowski también desmonta la imagen de un actor con el que ya había trabajado. "Es un hombre árabe, poderoso, físico, viril. A menudo se le dan papeles de matón o policía. Pero no había hecho papeles de amante, aquí solo es un hombre enamorado. Fue como una deconstrucción para él, deconstruir la virilidad", explica de una de las escenas de la película que demuestran la importancia de la mirada.

La autora francesa debe de haber leído en estos años a Laura Mulvey y sus estudios sobre la mirada masculina (male gaze). La teórica británica argumenta básicamente que el cine clásico de Hollywood ha sexualizado a las mujeres porque la cámara se ha colocado históricamente en la posición del espectador masculino para mirar a las mujeres como objeto de deseo. Zlotowski le da la vuelta a eso con una escena maravillosa en la que el personaje de Virginie Efira se sienta con su café en el retrete a observar cómo se ducha su novio. La cámara recorre el cuerpo del hombre desde los ojos de ella. "Me gusta mucho esa escena y era muy importante. Fue importante incluso en la conversación con Roschdy Zem y, además, él nunca había hecho escenas desnudo. Tenía muchas ganas de darle la vuelta a esa imagen tan arquetípica de la mujer en la bañera, la mujer que se ducha de forma muy elegante. Normalmente nos dicen que un pene es menos hermoso que el cuerpo de una mujer, por qué, por eso quería tratarlo de otra manera cinematográficamente. Lo que me interesa como cineasta es encontrar mi propia perspectiva y espero que vaya más allá de la de lo femenino, es la mirada de una mujer compleja hecha de muchas cosas", defiende.

Ese cambio a la hora de retratar los cuerpos también se nota en las escenas de sexo y en cómo va midiendo los grados de pasión conforme avanza la relación. "El trabajo de dirigir es un trabajo de control, tienes que estar pendiente de todo porque todo es artificial y porque debes responder también las preguntas de todos. Depende también del instinto de los actores. Me conmueve mucho porque veo su talento, hay una química muy fuerte entre Roschdy Zem y Virginie Efira. Pero también existe el deseo de poner dos cuerpos que tengan la misma edad. Hay algo muy fuerte en su sexualidad, los dos son cuerpos de personas mayores de 40 años que encuentran la química en esa pareja. Y luego, las escenas en sí mismas, muestran las etapas de la relación romántica: primero hacer el amor con un preservativo y luego decirte a ti mismo, dejo de usar el condón, eso significa que en realidad se está volviendo más serio. Y después, si deja de usar el preservativo, pero no toma la píldora, significa que puede tener un hijo. Son escenas que quería ver en toda su dimensión, en su dimensión sentimental pero también ahondando en la relación erótica de la pareja", cuenta la directora.

Zlotowski acierta también con el tono. Los hijos de otros se mueve en el terreno de la dramedia con momentos amargos, emotivos y divertidos que siempre ponen por delante el deseo y el amor del personaje de Virginie Efira. La actriz sabe aunar delicadeza, pasión, resignación y vitalidad en una de las mejores interpretaciones de su carrera. "La película es romántica y sentimental e intenta ser muy musical, casi clásica. No he entrado en cosas más modernas como la congelación de óvulos. Pero el hecho, por ejemplo, de que en una pareja la mujer esté en periodo de ovulación, eso implica un cambio en la relación erótica, la sexualidad cambia. Y nadie habla de eso en el cine, pero pasa todo el rato en la vida. No lo puse directamente en la película, pero me habría interesado ver qué cambia en la relación erótica porque forma parte de la vida cotidiana de muchísimas personas", insiste la directora sobre la necesidad de explorar la cotidianidad de lo femenino y poner en el centro las emociones. "Todas estas ideas son un material novelesco extraordinario. Esto es especialmente importante porque políticamente, de lo contrario, sería como un folleto. Se deben crear historias conmovedoras. Ofrecer historias emocionantes, papeles para actrices y actores que no hemos visto. Por eso también me interesaba".

El interés de la directora francesa está ahora en su próximo proyecto junto a Audrey Diwan, la realizadora que ganó el León de Oro en Venecia con El acontecimiento, el drama basado en el relato sobre el aborto de Annie Ernaux. Ambas firman el guion de 'Emmanuelle', también una adaptación de la novela erótica de Emmanuelle Arsan: "Yo escribo, pero en realidad es su proyecto. Así que ella es la que va a hablar de ello cuando quiera. Me encantó cuando vino a verme porque es un tema que me interesa mucho. Cómo mostrar el erotismo, cómo nos reapropiamos de la erótica femenina. Y recientemente yo también he estado trabajando en un thriller erótico. Como ves, es un tema que nos preocupa, pero no puedo decir nada más al respecto", concluye adelantando algo de su próximo trabajo.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
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