Primero fue Colón y ahora es la Cibeles
A los defensores de la democracia hay que recordarles que, en democracia, el poder se gana o se pierde en las urnas

Àngels Barceló: "Primero fue Colón y ahora es la Cibeles"
La semana política empieza hoy todavía con los ecos de la manifestación del sábado en Madrid, esa manifestación en la que el PP estaba, pero no estaba y a la que su presidente, Alberto Núñez Feijóo, calificó de constitucionalista, a pesar de que algunos de los asistentes, por sus banderas, pancartas y proclamas, parece que se habían saltado el episodio de la aprobación de la Constitución.
Primero fue Colón y ahora es la Cibeles
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La ausencia de la plana mayor de los populares dejó el camino libre a la ultraderecha, que, de esta manera, puede apropiarse de la patria, del nacionalismo, de la bandera, aunque algunos no la hayan renovado desde antes del 78, y convertirse en los grandes y casi únicos garantes de la unidad de España. Y de esto fue precisamente esa manifestación, más de 30 mil personas en la calle, según la Delegación del Gobierno, que no estaban allí para protestar por la situación de la sanidad pública, ni de la educación, ni para protestar por los precios, o la tala de los árboles en la ciudad de Madrid. Estaban allí porque dicen que Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, tiene un plan para acabar con España, la democracia y la Constitución. Estaban allí para deslegitimar al Gobierno.
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El mantra de que Pedro Sánchez es un traidor y que vivimos bajo una dictadura fue otra de las constantes, aunque a la manifestación acudieran nostálgicos de la dictadura de verdad, de que nos mantuvo durante décadas en la oscuridad y muertos de miedo. Y los que asistieron exigieron la expulsión de Pedro Sánchez de la Moncloa. A los defensores de la democracia hay que recordarles que en democracia el poder se gana o se pierde en las urnas.
Ante lo visto es la ultraderecha quien ha ganado la calle, amenazaron con una moción de censura, que aún no han presentado, pero prefieren la movilización. Primero fue Colón y ahora es la Cibeles. Y el PP trata de hacer equilibrios para no aparecer demasiado ni desacreditarles, saben que les van a necesitar, defendiendo una manifestación a la que no han asistido. Ya tienen experiencia en eso de aparecer en fotos con la ultraderecha, conocen las consecuencias.
Afortunadamente, este país es mucho más grande y más diverso que el representado en Cibeles, pero sería un error tomarse la manifestación del sábado como una anécdota. Cuando un grupo de ciudadanos, más grande o más pequeño, presuntamente en defensa de la democracia, contraviene precisamente esos principios democráticos, como reconocer la legitimidad de un gobierno elegido democráticamente, nos lo deberíamos tomar todos como un serio aviso, incluidos aquellos, o sobre todo aquellos, que aspiran a gobernar.
