"Si ocurre, retrocederíamos un siglo": la reflexión de Santiago Niño Becerra sobre la noticia económica de la semana

Madrid

"Cooperación bajo un mundo fragmentado". Este es el lema que corona la nueva edición del Foro de Davos, el evento anual que congrega a líderes políticos, ejecutivos de grandes compañías y expertos académicos del campo económico. Aunque los acuerdos fijados durante su celebración, a diferencia de cumbres como las del G-7, no son vinculantes, se erige como el principal punto de convergencia para determinar los próximos movimientos entre empresas y Gobiernos.

Más allá de los asuntos económicos, esta reunión mundial tiene un gran impacto medioambiental. El año pasado, los viajes de los mandatarios en jets privados generaron emisiones de CO2 equivalentes a unos 350.000 automóviles haciendo 750 kilómetros diarios durante una semana. Según un informe encargado por Greenpeace, un total de 1.040 aeronaves hicieron uso de los aeropuertos a disposición del foro. Una cifra que cobra especial significado cuando el 53% de los vuelos fueron de corta distancia.

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¿Es posible una subida generalizada de los salarios en España? Santiago Niño Becerra contradice al FMI

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Sobre esta cuestión ha hecho números Santiago Niño Becerra. El economista resume su postura en una refranero español. "Es muy gráfico, haz lo que digo no lo que hago". Considera que el poder de los líderes políticos y económicos es tan grande que no habrá un poder que se contraponga a actos como este. "Cualquiera puede mover millones de dólares al chasquear los dedos, podrán invertir en salvar el planeta, pero dirán que una hora suya costará lo que no está escrito", lanza.

Ya en clave económica, el autor de 'Futuro, ¿qué futuro?' señala que el lema elegido para el encuentro suele "indicar mucho", ya que "quien lo hace lo piensa muy bien". "Este año se da por hecho que el mundo está fragmentado", apunta. Explica que existe división de ideas entre los teóricos, pues una parte señala que "estamos entrando en una nueva guerra fría" mientras que otros hablan "de una desglobalización". Consideraciones que apuntan a un "desacople" entre Estados.

La cara oculta del Foro de Davos

"Se tiene que redefinir la globalización", apunta un Niño Becerra como estrategia para evitar que países como Estados Unidos continúen con "la pauta del proteccionismo". "Lo han hecho porque vienen curvas", matiza. Esta desconexión es, según su postura, prácticamente imposible de aplicar en el actual contexto. "En el siglo XVIII un país podía decir que era autosuficiente, en el XIX menos, pero ahora es imposible".

Como ejemplo distingue el caso de China, donde se produce el 90% "de las tierras raras". Este concepto hace referencia a los "elementos que están al final de la tabla periódica y que son imprescindibles para fabricar dispositivos tecnológicos". De estos materiales dependen, por ejemplo, "los móviles o las baterías de automóvil". "La tecnología ha avanzado y es un pez que se muerde la cola, ha avanzado porque se ha colaborado, por lo que cortar este círculo vicioso supondría retroceder un siglo", comenta.

El también profesor universitario reconoce que jamás ha asistido al Foro Internacional de Davos, pero ha podido hablar con gente que sí ha acudido. Estos le han explicado que "hay dos Davos". "Uno es el de las fotos y la Asamblea General, el que sabemos", explica. Pero hay otro encuentro del que, dice, "no hay fotos ni videos". "En este caso hay cenas acordadas de siete personas con consejeros delegados de compañías petrolíferas", señala.

Impuestos progresivos

Del encuentro oficial, en su opinión, "se podría prescindir", ya que "es carísimo" aunque genere PIB en Suiza. "Del que no se habla existe por temas de seguridad, si queremos hablar y nos encerramos en una habitación y la sellamos con plomo no nos escuchan", añade Niño Becerra. Sobre la mesa se colocan temas como la desigualdad, que cada vez es "más recurrente". En concreto cuando se aplica a un pago de impuestos progresivos.

Sobre esta relativización de contribuciones acorde al nivel adquisitivo, el economista catalán pone un nombre propio, el de Warren Buffet, que en los años 80 comenzó a defender esta idea. "Son ricos que quieren pagar más impuestos, hablamos de personas físicas, aunque en esta lista vemos pocas compañías", matiza. Tras esta intención "hay un tema de imagen". "Pensad que alguien como Buffet que tiene 180 mil millones de dólares, gaste lo que gaste no podrá acabar con todo ese dinero", comenta. Esta tesitura, en su opinión, está generando que "pagar impuestos adquiera una nueva imagen".

De hecho, el último informe de Oxfam asegura que el 1% más rico de la población mundial se ha embolsado dos tercios de la riqueza generada desde 2020. Niño Becerra ha querido traducir, cons sus propias palabras, este dato. "Por cada dólar que gana el 90% de la población, el 1% más rico se embolsa 1.700 millones de dólares". Esta desigualdad, señala, "va a seguir aumentando en todos los países" a no ser que las instituciones quieran eliminarla "de forma voluntaria".

Sueldos altísismos

Sería entonces cuando entraría "otro escenario". "Si toda la riqueza del mundo se metiera en un saco y se repartiera equitativamente ocurriría todos los habitantes del planeta vivirían como clase media mexicana", apunta sobre una situación que tilda como "muy fuerte". "Nos pone de manifiesto que la tierra es un planeta pobre", apunta. El economista comenta un caso que conoció de primera mano en 2005. "Un chico de 35 años trabajaba en un departamento de inversión en Nueva York y tenía de sueldo base unos 100 mil dólares y de bonus 400 mil".

Relaciona estas grandes desigualdades con el dinero que es capaz de generar una persona para terceros, como ocurre con los futbolistas. "Estas personas generan un negocio que justifican esta remuneración, en un sistema capitalista es valido porque se valoran los rendimientos", señala. Aunque matiza que, evidentemente, "todos firmarían ver menos fútbol para reducir la pobreza en su país" aunque el "fútbol genera negocio, beneficio, PIB y entretenimiento", concluye.