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John Carpenter, el creador de un estilo propio en el cine de terror

El director de La noche de Halloween, La cosa, Christine o La niebla cumple 75 años.

John Carpenter sitúa el inicio de su vocación cinematográfica en una de las primeras películas que recuerda haber visto en el cine: “Fui con mi madre a ver Vinieron del espacio en 3D, la película de extraterrestres. En la primera secuencia aparecía un meteoro que caía del cielo y explotaba. Yo era muy pequeño y aquello me aterrorizó completamente. Pegué un salto, grité y eché a correr por el pasillo del cine porque creía que me encontraba realmente en peligro. Pero cuando llegué a la parte de atrás de la sala pensé: la verdad es que esto me ha gustado, quiero ver cómo sigue”. El cine de terror y fantasía fue su pasión desde entonces, pero también lo es el western. En su coche lleva una pegatina que dice “Dios bendiga a John Wayne” y las películas del Oeste siempre han estado entre sus preferidas, en especial las de Howard Hawks. “Yo quería hacer películas del Oeste, pero cuando entré en este mundillo ya no las hacía nadie, excepto Clint Eastwood”, recuerda siempre. De hecho, muchas de sus películas como Vampiros, Asalto a la comisaría del distrito 13 o 1997, rescate en Nueva York tienen alma de western. No obstante a John Carpenter se le conoce, sobre todo, por sus películas de terror. Su marca de fábrica reside en su capacidad para crear atmósferas inquietantes. Monstruos, psicópatas, extraterrestres, vampiros… la galería de horrores de Carpenter incluye todo tipo de seres malignos, incluidos coches asesinos.

John Carpenter siempre ha sido un especialista en producciones de bajo presupuesto. Suele trabajar con un equipo habitual en quien confía a muerte y Kurt Russell, Donald Pleasence o Jamie Lee Curtis están entre sus actores fetiche. Debra Hill, productora y coguionista de muchas de sus películas, siempre dice que John Carpenter “es una persona fiel que reúne a su alrededor, una y otra vez, a las personas en las que confía, con las que disfruta trabajando y que él sabe seguro que responderán. John tiende a trabajar con bajos presupuestos y por eso sabe que necesita gente muy entregada que lo dé todo para ayudarle a poner sus ideas sobre la pantalla”.

John Carpenter nació hace 75 años en Nueva York. Su padre era profesor de música y desde muy pronto instruyó a su hijo en ella. Pero a la vez le hizo otro regalo: “Tenía una cámara de aficionado y me la dio cuando tenía ocho años. Tenía un dispositivo para hacer el montaje y también un proyector, así que me decidí a hacer mis propias películas”, recuerda. Con 14 años empezó a rodar cortos y estudió cine en la Universidad de California. Al mismo tiempo compatibilizaba la actividad musical como miembro de un grupo de rock que con el tiempo llegaría a alcanzar cierta fama y grabar varios discos: Coup de Villes. Sin embargo, en 1970 ocurrió algo que acabaría definiendo su vocación. Con 22 años ganó el Oscar al mejor cortometraje por uno de sus trabajos universitarios y aquello le hizo decidirse definitivamente por el cine. En 1974 estrenó su primer largo, Dark star, Estrella oscura, una película ambientada en el espacio exterior que rodó con un presupuesto mínimo. “La gracia de aquello es que no teníamos ningún miedo, creíamos que podíamos hacer una película y la hicimos. No es que fuera una gran película porque vista hoy da un poco de pena, pero si tienes en cuenta lo que se hacía en aquella época, lo jóvenes que éramos y lo poco que sabíamos se puede considerar un gran éxito”, afirma el director.

Escena de la película Asalto a la comisaría del distrito 13, película dirigida por John Carpenter en 1976.

Con su siguiente película, Asalto a la comisaría del Distrito 13, Carpenter logró críticas favorables y cierta repercusión en taquilla pero su gran éxito llegaría en 1978. La noche de Halloween se convirtió en uno de los mayores éxitos comerciales de los años 70 y abrió una nueva vía en el género de terror, inaugurando el cine de psicópatas indestructibles que masacraban adolescentes sin cesar. Un modelo que luego adoptarían sagas como las de Viernes 13, Pesadilla en Elm Street o Scream. “El personaje estaba construido como si no fuera solo humano sino en parte sobrenatural. No sabes quién es, no tiene personalidad, no sabes por qué hace lo que hace. Es el mal en estado puro. Una especie de maldad sin causa”, recordaba el realizador hace años. El éxito de la película provocó las inevitables secuelas. John Carpenter produjo la segunda y el escribió el guion de la tercera. Pero si la película fue un éxito inesperado también lo fue su banda sonora que con el tiempo se ha convertido en uno de los grandes clásicos de la música de terror.

Jamie Lee Curtis en una escena de La noche de Halloween, película dirigida por John Carpenter en 1978.

Carpenter ha compuesto la música de la mayoría de sus películas. Unas bandas sonoras repetitivas y con pocas notas que él interpreta con su sintetizador y que van creando la atmósfera adecuada para el film, más que intentar ser brillantes desde el punto de vista musical. “Mi música es como una alfombra. Si tienes un apartamento y me contratas para que ponga una alfombra en él, yo te voy a poner una bajo los pies con la que te vas a sentir más cómodo, pero pasado un tiempo no te vas a dar cuenta de que está ahí, se va a hacer invisible. La música es igual, tiene que ser invisible, tiene que estar ahí debajo como apoyo a lo que haya en la escena”, afirma.

El éxito del cine de John Carpenter continuó en 1980 con La niebla, una historia de venganza fantasmal. Y poco después con 1997, rescate en Nueva York, un film de Ciencia Ficción ambientado en un futuro distópico. Su primer pinchazo llegó en 1982 con La Cosa, un arriesgado remake de El enigma de otro mundo de Howard Hawks. La película se estrenó casi al mismo tiempo que E.T. El extraterrestre, que mostraba una imagen mucho más sentimental de las visitas alienígenas. Quizá por ello La cosa no gustó ni al público ni a la crítica que la atacó duramente. “Recibimos muchas críticas por lo que ellos llamaban violencia gráfica. Debido a La cosa me empezaron a llamar el pornógrafo de la violencia y la verdad es que, como era joven, me afectó un poco”, rememoraba el director. Christine, su siguiente film, basado en un relato de Stephen King, también fue un fracaso y el director se planteó un cambio en su cine. “Mi agente me dijo que necesitaba hacer algo que expiara mis pecados, algo bonito. Así que tras Christine hice Starman, y me dijo que ésta iba a ser perfecta y que volvería a ganarme al público porque le demostraría que también podía hacer una bonita comedia romántica, con una escena final sentimental y dulce en la que no muriera nadie”.

Escena de La niebla, película dirigida por John Carpenter en 1980

Starman, una película muy al estilo Spielberg, funcionó bien y recibió una nominación al Oscar, la única de la carrera de Carpenter. Animado por el éxito, a continuación rodaría su película de mayor presupuesto. Golpe en la pequeña China era una comedia de acción con toques de fantasía. Sin embargo, esta vez la cosa no funcionó y Carpenterdecidió volver a su género favorito: el terror. “En cuanto sacas un brazo amputado, sangre o dientes de vampiro la gente se lo pasa bien porque es algo tonto. Todo lo que vemos en pantalla es una broma realmente y resulta divertido. George A. Romero me dijo que los críticos de cine hablaban mal de sus películas, pero que cuando iban a visitar sus rodajes todos querían hacer de zombies, ponerse el maquillaje y andar por ahí comiendo carne humana”, dice bromeando. En los años siguientes el director rodaría títulos como El príncipe de las tinieblas, Están vivos, Vampiros o El pueblo de los malditos. En general, los años 90 fueron años de vacas flacas para Carpenter, con algunos fracasos estrepitosos como Memorias de un hombre invisible, protagonizada por Chevy Chase, y con algunos éxitos como En la boca del miedo, considerada una de sus mejores películas y en la que homenajeaba al escritor H.P. Lovecraft.

Escena de El pueblo de los malditos, película dirigida por John Carpenter en 1995.

John Carpenter inauguró el siglo XXI con Fantasmas de Marte una cinta de terror y acción ambientada en el planeta rojo. La mala acogida que tuvo hizo que el director se alejara del cine. En los años siguientes se dedicaría a la música y la serie de televisión Masters of Horror mientras que otros directores rodaban remakes de películas suyas como La niebla, Asalto al distrito 13 o el reboot de la saga Halloween que dirigió Rob Zombie. Nueve años pasaron hasta que Carpenter decidió volver al cine. Encerrada, estrenada en 2010, era una nueva cinta de terror ambientada en un psiquiátrico donde la protagonista era una chica acosada por el fantasma de una antigua paciente. La película tampoco funcionó y desde entonces John Carpenter no ha vuelto a hacer cine. En los últimos años se ha centrado en la música, actuando en directo, grabando discos de música electrónica y dirigiendo los videoclips de algunos de sus temas de bandas sonoras. También se ha dedicado a recibir homenajes y premios honoríficos como los que le concedieron en el festival de Cannes o en el de Sitges.

A sus 75 años no sabemos sin John Carpenter volverá a dirigir otra película algún día pero de lo que no cabe duda es de que se ha ganado un puesto entre las leyendas no solo del cine de terror, sino del cine en general, creando un estilo propio.

 
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