La gran oportunidad que pierde Aragonès con Cataluña

Ayer, a esta hora, les contábamos la decisión de Esquerra Republicana de sumarse a las movilizaciones independentistas coincidiendo con la cumbre hispano-francesa que se va a celebrar la semana que viene en Barcelona. Les decíamos también que la elección de la capital catalana como sede de la cumbre no es una anécdota, es una elección pensada por el Gobierno central para escenificar la normalidad, la rebaja de la tensión que se vive, de manera evidente, en Cataluña. Pero claro, Esquerra, partido que gobierna allí y que mantiene abierto el diálogo y la negociación en Madrid, se encuentra con la tesitura de tener que elegir entre su papel institucional o el papel de activista que no quiere mandar a Europa la imagen de que la situación en Cataluña es de absoluta normalidad.

¿Y cuál ha sido la solución que ha encontrado? Pues que el president Pere Aragonès acuda a la cumbre en calidad de anfitrión, mientras que representantes de su propio partido participen en las manifestaciones independentistas ante la cumbre. Esquerra va a estar en la cumbre y en la manifestación, no me dirán que no es esto un triple salto mortal, salto que responde a la necesidad de no ceder todo el protagonismo en las reivindicaciones independentistas a Junts per Catalunya. Dice la portavoz del Govern que Aragonés estará en la cumbre como debe ser por su papel institucional. No ha sido así siempre, Aragonés se ha ausentado de otros actos institucionales cuando ha creído conveniente.

Sigue Esquerra intentando jugar a dos bandas, no perder pie en la negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez, pero sin abandonar su papel en la reivindicación independentista para no permitir que Junts se quede con el monopolio. Y pierde Esquerra, pierde Pere Aragonès una gran catalu. La oportunidad de recuperar el papel que Cataluña ha tenido históricamente en el club de las regiones mediterráneas, la oportunidad de volver a poner a Cataluña en el mapa de influencia de donde se borró tras todos los hechos del procès, la oportunidad de volver a ser un actor destacado en la política europea.

A Esquerra le da igual también que Pedro Sánchez haya sido el primer presidente con voluntad de negociar y de afrontar el problema de frente, aunque se esté dejando algunos jirones de piel en el intento. A Esquerra lo que le sigue preocupando es que en Cataluña puedan decir que los verdaderos independentistas son los otros, los que hasta hace poco eran sus socios de gobierno. Y así es imposible avanzar.