Motociclismo

Juan Porcar, el primer español que corrió un Rally Dakar en moto: "Regresé del infierno"

"El Dakar del año 88 fue dramático porque murieron siete personas. El nivel de riesgo era muy alto", señala el piloto y periodista a la 'Cadena SER'

Juan Porcar, primer español que corrió un Rally Dakar en moto: "Regresé del infierno"

Juan Porcar, primer español que corrió un Rally Dakar en moto: "Regresé del infierno"

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Coches, motos, camiones, quads y buggies comenzarán a surcar las dunas del rally más duro del mundo, celebrado en Arabia Saudí, el 31 de diciembre. El Dakar está a la vuelta de la esquina. Muchos son los españoles y españolas que han participado en esta exigente carrera pero, uno de los tres pioneros que prepararon el terreno al resto, es Juan Porcar. Periodista, empresario, navegante y piloto, fue el primero que lo hizo sobre dos ruedas, en 1982.

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"Lo que yo me siento y me he sentido realmente es periodista. Nunca me sentí piloto. La mayoría del resto de las acciones era por hobby. Empecé a correr en África porque era invierno y, como cubría el Mundial de Motociclismo para 'El Periódico' y 'Solo Moto' durante primavera, algo de otoño y verano, me permitía correr las carreras de África. Fui de los primeros, tenía experiencia y estuve 14 años dedicándome a esto, con marcas importantes como Range Rover o Nissan. Pero nunca dejé la parte empresarial", señala Juan Porcar (Barcelona, 1953) a la 'Cadena SER'.

En una misma acción consiguió aunar dos de sus pasiones, el motor y el periodismo. "Eso fue lo que realmente me permitió el conectar con la gente. Conseguí, sin intentarlo, conectar y trasladar esta pasión a la gente por la cual se sintieran llamados a participar en mis carreras en África. En aquella época se corría en Egipto, Túnez, Marruecos, Argelia, la Baja Aragón o el Dakar, que siempre fue la catedral, hacíamos todo pensando en el Dakar, era como el Tour de Francia en el ciclismo", indica Porcar, que obtenía mayor beneficio económico con las carreras que a través de su oficio como redactor.

Unas escasas herramientas poblaban su pequeña caja de herramientas y las empleaba para reparar unos coches de scalextric con sus propias manos a los 12 años de edad. Cogía todo, se montaba en el tren y competía por toda Cataluña. Poco después comenzó a correr en karts y, posteriormente, en moto. 12 participaciones en el Rally Dakar, cuatro 24 Horas de Montjuïc y diversos Campeonatos de España de Motociclismo completan un exquisito currículum deportivo. "Mis mejores resultados en África fueron en coche, quedé dos veces entre los diez primeros y gané etapas. De hecho, cuando lo dejé, en el año 1992, yo era el único español que se había clasificado entre los diez primeros dos veces", añade.

Juan Porcar, en su primer Rally Dakar (1982)

"Cuando llegó el GPS, en 1992, todo cambió"

"Siempre me han atraído las carreras en las que se necesitaba fondo. En África, lo que para mí era muy importante y en lo que me defendía bien, era en el conocimiento del continente, porque estuve 14 años corriendo y lo conocía muy bien. Eso me permitía, en algunos momentos, sobre todo cuando no había GPS, dar algún susto. Pero, cuando llegó el GPS, en el año 1992, todo cambió y me di cuenta que todo el conocimiento que tenía de África quedaba totalmente anulado, que ya todos tenían la capacidad de saber dónde iban. Porque igual que llegábamos nosotros iba a hacerlo el resto. Por eso decidí dejarlo. Paré de correr en 1992 y tenía el sentimiento de querer volver pero, Nissan, cinco años más tarde, con la que había corrido durante cinco años, regresó a la competición y me llamó. Caí en la tentación y fue un error haber vuelto porque, cinco años después, aunque te intentes preparar bien, nunca estás al mismo nivel como cuando estuviste en activo", comenta Porcar.

La idea de competir en el 'raid' más duro del mundo comenzó a rondar su cabeza gracias a su afición por las revistas francesas de motor. La aventura comenzó en el Rally de Túnez, el primer español que competía en una carrera de semejantes características y, poco después, llegó el Dakar. "Como cualquier piloto privado, en aquella época, tenía ayudas, marcas comerciales como la revista 'Interviú' y Rumasa. Imagina cómo me tuve que mover porque cuando decía que iba a correr una carrera llamada 'París Dakar' algunas personas me preguntaban que si era alguna carrera de bicicleta. Para el Dakar, siempre, la dificultad inicial es encontrar el presupuesto. Pero yo no llevaba nada, ni mecánicos, ni asistencia y las piezas de recambio las distribuí en distintos coches, que varios de ellos no conocía pero me hicieron el favor", agrega.

Una auténtica aventura de "supervivencia". "Lo que intentabas cada día era llegar. No tenías más aspiración que esa pero era suficiente motivación porque el objetivo era llegar. El otro día me encontré con Jordi Arcarons y me recordaba una anécdota: '¿Te acuerdas de una etapa de 1988? Salimos 183 motos y llegamos 32'.Te puedo asegurar que los que se quedaron no fueron recogidos por la organización ni llevados a un hotel. El problema era salir de ahí", añade Porcar.

"Me quedé sin agua, bebí de un pozo, me entraron fiebres..."

Corrió sus dos primeros Dakar, en 1982 y 1983, en moto, aunque sin fortuna. Tuvo que abandonar en ambos. "Tuve la suerte de que las motos funcionaban y tuve que salir solo, haciendo todo el Sáhara hacia el norte, desde el sur de Argel y la otra desde casi Níger. Tenías que espabilarte. Lo importante era no tener una accidente, que ahí la organización sí te ayudaba, evidentemente. Si no tenías un accidente te dejaban en el primer poblado más cercano y allí te quedabas. Una vez cogí fiebres porque me quedé sin agua y bebí de un pozo. Me pareció que el agua estaba bien porque era transparente y estaba fresca. Me puse con 39 de fiebre, tuve que abandonar y me dejaron en una aldea. Los médicos me dijeron que no me preocupara, que se pondrían en contacto conmigo. Yo me quedé ahí, nadie vino a por mí y, al cabo de unos días decidí que tenía que remontar con la moto hacia el norte porque nadie venía a buscarme. Al año siguiente, cuando fui a pasar las verificaciones, uno de los médicos que me había atendido, me vio y me dijo: ‘Perdona, pero nos olvidamos’. Al día siguiente murió el conductor de un camión y una periodista, al volcar y tuvieron problemas. El Dakar era una aventura, no solo para los que participaban sino también para la organización. Era pura supervivencia. Lo más importante es que llevaras dinero en efectivo, que era lo único que te ponía a ti en peligro porque los delincuentes sabían que nosotros llevábamos dinero y eso era un riesgo", recuerda el catalán.

Juan Porcar, en el Rally Dakar de 1983

Además de las cualidades técnicas era trascendente saber administrar los recursos, técnicos y humanos. Los mecánicos viajaban también en los camiones, dormían poco y trabajaban de noche. Si apretabas demasiado y tenían que revisar tu vehículo permanentemente no podías contar con ellos. La comida, escasa y, el descanso, en tiendas de campaña.

"Había años que, en Argelia, hacía mucho frío. Hemos llegado a tener temperaturas de -4º. Por la noche tenías que abrigarte. Hubo noches que dormí con el pijama más caro de mi vida, que era un mono ignífugo. Tenías que racionar la comida porque, aunque nos daban cada día, era muy poca y en algún tramo de enlace, cuando veíamos una población, a veces nos parábamos a ver si nos hacían una tortilla francesa. Pasábamos hambre y adelgazábamos mucho porque todo lo que era la alimentación iba por tierra. Alguna vez vimos algún camión de comida volcado y ya sabíamos que aquel día ni cenaríamos ni desayunaríamos. Desayunabas lo que podías, mermelada con un pan duro… Era todo muy primitivo porque ellos tampoco tenían muchos recursos. Nos daban un pack al medio día, una caja con frutos secos, barritas energéticas… Pero pasábamos hambre. Siempre he pesado poco y tenía que salir de París con 65 kilos, era como una obsesión. Mi peso, en condiciones normales, era de 62 o 63 y solía llegar con 60 o 61", indica Porcar.

"Regresé del infierno"

Corrió su primer Rally Dakar en 1982 con una Ossa Dessert de dos tiempos y 310cc, a la que califica como "muy ligera". Una moto a la que guarda un cariño singular, que le abrió un mundo, que le "cambió la vida" y que le "llevó y regresó" de África. Y, el de 1983, con una BMW R8GS. "Era un lujo porque era una máquina extraordinaria. Hizo que todo fuera mucho más fácil. A las motos se les coge un cariño especial", señala.

"Las motos japonesas, en 1982, prácticamente no habían entrado en España, estábamos viviendo unos momentos muy convulsos en la historia del motociclismo español. Ossa me prestó una moto y era la única que tenía para ir al Dakar. O me iba con la dos tiempos o no iba y, como tenía pocos recursos y no podía contar con asistencia, llevaba recambios. Dos pistones, por ejemplo. Al salir de París se me gripó la moto y tuve que cambiar el pistón a falta de 10.000 kilómetros. Curiosamente, en la segunda etapa, era de noche, hacía muchas horas que rodaba solo y cuando vas solo y no tienes mucha experiencia te entra miedo, temor. A lo lejos vi unas luces rojas que eran de dos motos Huqsvarna y pensé: 'Me voy a unir a ellos'. Apreté y volví a gripar", continúa Porcar.

"Pero, en esas motos de dos tiempos, apretabas el embrague para no caerte y la moto seguía rodando, aunque sin luz. De repente solté el embrague y el motor volvió a arrancar, la luz se encendió de nuevo y decidí volver a rodar solo. Con ese pistón pude regresar a España", continúa el catalán. Tal y como afirma, las únicas medidas de seguridad proporcionadas por la organización eran "una manta térmica, una bengala, un reflector para dar señales con el sol y un adhesivo de color naranja que se ponía encima del casco o en el techo de los coches por si te perdías, para que el helicóptero o la avioneta de turno le fuera más fácil localizarte", rememora.

"El Dakar de antes no era mejor, era diferente, estaba adaptado a los tiempos"

"El Dakar del año 88 fue dramático porque murieron siete personas. El nivel de riesgo era muy alto. Por suerte, eso ahora no pasa y no tiene que pasar porque una carrera no vale una vida, en absoluto", añade el periodista.

Dos ediciones en moto. El resto, en coche

Porcar recorrió África en 1982 y 1983 sobre dos ruedas pero, las otras diez participaciones, en coche. Y así lo recuerda: "El primer año que fui en coche me contrató Mercedes Italia, iba con un Mercedes G y, en las etapas difíciles, la gente decía: 'Esto es inhumano'. Yo, como venía de la moto, me parecía muy duro pero muy confortable hacerlo en coche, no tenía nada que ver que hacer un Dakar en moto. Me acuerdo de etapas largas en Argelia en las que ibas solo y te tirabas medio día solo, en el coche había veces que me ponía a cantar porque en la moto no hablas con nadie y en el campamento te vas a repasar la moto, a comer y a dormir. En el coche vas protegido, no pasas frío… Yo he sido más motorista que piloto de coches en cuanto al concepto de entender el Dakar".

Juan Porcar pilota un Nissan en una de las diez ediciones del Rally Dakar que corrió en coche

Una anécdota con la familia Rossi

"Yo he sido muy amigo del padre, Graziano Rossi. Me fui a vivir en invierno a Pésaro, ahí vivía la familia Rossi y Valentino, que tenía ocho meses, al igual que mi hija. Allí había mucho ambiente de motos y, como yo seguía el Mundial de Motociclismo, me fui en invierno para conseguir muchos reportajes. Él me buscó el apartamento y todo. Disfruté mucho. En la foto aparece la madre de Valentino, él, Graziano Rossi, y los abuelos", comenta Porcar.

"Las emociones son vida, el resto, una pausa. Lo que recuerdas en la vida es todo aquello que vives con intensidad", sentencia.

 
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